El Encantador Enlace de Alejandro y su Novia - Un Evento Especial para Recordar

La lista amorosa de Chábeli Iglesias: 22 años de su boda con el empresario Christian Altaba

Chábeli Iglesias y Christian Altaba.

Chábeli Iglesias y Christian Altaba.

Desde su nacimiento el 3 de septiembre de 1971 la vida de Chábeli Iglesias ha sido seguida por la prensa. Casada con el americano Christian Altaba, ahora mantiene un perfil bajo en Miami. Previamente a estos 22 años de matrimonio con el padre de sus dos hijos, Chábeli Iglesias tuvo un amplio historial amoroso seguido por la prensa, a la que vendió exclusivas, como la de su primera boda con Ricardo Bofill.

Lejos del perfil mediático que la primogénita del matrimonio de Isabel Preysler y Julio Iglesias tenía antaño, la vida de Chábeli Iglesias en Miami (Estados Unidos) es ahora mucho más discreta. En un año rodeado de celebraciones para Chábeli —los 80 años de su padre y la boda de su hermana, Tamara Falcó—, la primogénita de ‘la Preysler’ ha querido poner un emotivo mensaje a su marido Christian Altaba, por el 22 aniversario de su boda. “Después de 22 años solo quiero decirte que te quiero y siempre te querré. Soy muy feliz junto a ti”, escribía en su perfil de Instagram.

Un matrimonio lleno de altibajos que ha perdurado en el tiempo. Ambos viven en una lujosa mansión de Miami, adquirida justo después de la pandemia de la Covid-19, alejados del foco mediático que tanto siguió a Chábeli con sus anteriores parejas.

La historia de amor de Christian Altaba y Chábeli Iglesias

En ese momento, Chábeli estaba embarazada de tres meses. Tan sólo dos meses después de su boda nacería de forma muy prematura, tras un complicado parto en el Memorial Jackson Hospital de Miami, su hijo Alejandro, el 14 de enero de 2002. La primogénita estaba en Punta Cana, en la casa de su padre, cuando comenzó a sentirse mal y Julio Iglesias la llevó en su avión privado hasta el hospital, uno de los mejores centros de prematuros de Estados Unidos. El niño pesó escasamente setecientos cincuenta gramos. Estuvo dos meses ingresado y no hubo ni un solo día en el que Chábeli no fuera a verlo.

El comentado mensaje de Chábeli Iglesias a su marido, Christian Altaba, tras su 20 aniversario

En el año 2001, Chábeli Iglesias (50 años) tomó un avión con destino a Nueva York que no sabía que le cambiaría la vida. Dentro de la aeronave conoció a Christian Fernando Altaba (54), un empresario de origen mallorquín. Desde entonces se volvieron inseparables, se casaron y pese a que han pasado ya dos décadas, su amor sigue tan vivo como el primer día, o al menos así lo demuestra la hija de Isabel Preysler (70) en sus redes sociales.

Pese a que el hombre de negocios siempre ha querido mantenerse al margen de los focos, su esposa presume de él y de su matrimonio siempre que llega una fecha especial o cuando descubre en su álbum personal una fotografía que le trae bonitos recuerdos. Esto último es lo que ha sucedido esta vez.

Chábeli ha querido compartir con sus más de 80.000 seguidores una tierna estampa en la que posa con su marido hace años. "Momentos que nunca se olvidan", escribe la socialité junto a la publicación en la que también añade dos corazones en símbolo de su amor.

El post enseguida ha recibido más de un centenar de comentarios y miles de likes, como el de Susana Uribarri, gran amiga de Chábeli, y un mensaje claro: "Os quiero, pareja". Y es que todos los comentarios que han enviado los usuarios hacen referencia a la fortaleza de su matrimonio y elogian su discreción.

Boda con Ricardo Bofill el 11 de septiembre de 1993.

Isabel quería controlar todos los aspectos de la boda y por eso ese verano decidió cambiar la Marbella hortera de Jesús Gil por la Costa Brava. La familia Boyer-Preysler se preparó para pasar las vacaciones en la masía Les Corts, en la urbanización de Camp de Pilans, en la localidad gerundense de L’Escala. Mami quería estar cerca de su consuegro Ricardo Bofill, que tiene una casa en Mont-Ras, en Gerona, y tener fácil acceso al Taller de Arquitectura. Pero no fue un camino de rosas. Isabel se encontró con el rechazo de una parte de la cerrada sociedad catalana, que ni siquiera contó con el matrimonio Boyer para el tradicional suquet de peix, oficiado por el conocido productor Pere Portabella, con el que se abre oficialmente la temporada estival para la jet barcelonesa.

Isabel Preysler, que siempre se ha declarado católica, pretendió también que al margen del acto civil de la boda se celebrara una misa en el mismo taller oficiada por el padre dominico Bartolomé Vicens, por entonces auxilio más material que espiritual de la familia Preysler, confesor del rey Juan Carlos y el sacerdote que finalmente bautizó a Ana Boyer en Madrid en la más estricta intimidad tras el fiasco de Isabel Preysler en Marbella con su bautizo frustrado.

La boda trajo, cómo no, ganancias económicas para Chábeli, aunque algo disminuidas por el despiste de papuchi, pero ésta no se rindió y luchó por cubrir las supuestas pérdidas. Al considerarse la boda como un acontecimiento social interesante para todos los lectores de este tipo de revistas, las publicaciones del sector llegaron a un acuerdo entre todas para que se tratara de una exclusiva compartida. La agencia contratada por Chábeli, Keystone-Nemes, hizo pública la decisión de vender las mismas imágenes a todas las revistas que tuvieran interés por ellas. Al ser exclusiva compartida, no pudo sacar tanto dinero como pensaba en un principio pero aun así, consiguió treinta millones de pesetas por esas fotos. El pago de los treinta millones se repartió equitativamente entre las revistas interesadas: ¡Hola!, Lecturas, Semana y Diez Minutos. Las fotos las harían los profesionales de la agencia Keystone y para asegurarse de ello, no permitieron la entrada de cámaras en el recinto, ni siquiera a los invitados. Lo que sí consiguieron las revistas fue una invitación para que pudiera asistir un reportero de cada una de ellas. Por supuesto, y a pesar de que las fotos eran las mismas, las revistas duplicaron su venta.

Su vida de lujo

Tras casarse, el matrimonio se instaló en un majestuoso castillo en Carolina del Norte, que decoró personalmente Chábeli. Después del nacimiento de sus dos hijos, la pareja encontró su casa de ensueño en la exclusiva villa de Pinecrest en Miami. Se trata de un palacete que les costó casi 2 millones de euros, que posee 2.000 metros cuadrados divididos en dos plantas, con siete habitaciones, ocho lavabos, jacuzzi, piscina olímpica y un impresionante jardín con un mirador construido expresamente para satisfacer a sus dueños. Aunque desde el inicio del confinamiento, la familia se trasladó a una nueva casa en Palm Beach -que comenzaron a reformar en 2019-, con espectaculares vistas al mar.

Christian y Chábeli, poco después de casarse, celebrando San Valentín en París.

Christian y Chábeli, poco después de casarse, celebrando San Valentín en París. Gtres

Gracias a que desde septiembre del año pasado Chábeli se creó su cuenta oficial en Instagram, se pueden conocer detalles de su día a día, o más bien, curiosear los especiales rincones de su gran mansión. Comedores elegantemente decorados, alfombras y tapices clásicos, zonas de chill out en el jardín, habitaciones configuradas en tonos tierra muy relajantes, vegetación tropical en la parte exterior. las redes sociales de la hija mayor de Isabel Preysler ofrecen la prueba definitiva de la pasión que siente por el diseño de interiores.

Debido al ambiente colorido y exótico que caracteriza a la ciudad de Miami, su hogar no podía presentarse de otra manera. En la urbe del sureste de Florida el sol siempre se muestra cálido, por lo que las familias, como la de Chábeli, aprovechan para almorzar en su terraza o porche siempre que pueden. Esa estancia exterior es la que más destaca de la casa, por sus cómodos y grandes sofás y por su hilera de tumbonas junto a la piscina y en medio del enorme jardín. La propia Chábeli se define como una gran aficionada a la jardinería y a la decoración, y su mimo se puede apreciar en cada punto de su casa.

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