4. Lenguaje, extensión y ensayo
Si sabes escribir, tienes varios puntos ganados en esta travesía hacia el discurso perfecto. Si se te da bien, mucho mejor, la verdad. Debe estar bien escrito, por supuesto, pero hay formas bellas de escribir que pueden estar alejadas de la pedantería. Estos sencillos tips seguro que te ayudan.
La clave: ensayar
Hablar en público no es una actividad de buen gusto para todo el mundo. Para muchos es un auténtico calvario, sobre todo para aquellos novios que tienen pánico escénico, por lo que será mejor escribir con seguridad y ensayar el discurso una y mil veces. Para ello, utiliza un espejo que te permita enfrentarte a ti mismo. Grábate para descubrir las virtudes de tu interpretación y los fallos de tu perorata. Esta técnica también te ayudará a ver tu imagen real en ese escenario y a enterrar la estampa ficticia y distorsionada (para mal, siempre para mal) que sin duda se habrá cruzado por tu cabeza si eres inseguro/a. Si es el caso, prueba a hablar de tus nervios antes de empezar el discurso. De esta forma la gente será más permisiva con tus errores en la oratoria, mostrando empatía y ternura, así como cierta risa confidente.
Quizá no esté de más que lo memorices casi en su totalidad, pero deberías mostrarte relajado a la hora de pronunciarlo para evitar una sensación robótica, como quien se aprende algo sin sentirlo. Tienes que demostrar con tu voz y gestos lo que dicen tus palabras. De esa forma, el discurso quedará redondo.
5. Usa una guía
Sí, está claro que debes aprenderte el discurso de memoria, a tal grado que a la hora de decirlo no haya ningún titubeo. Sin embargo, es válido llevar una tarjeta o una hoja en donde esté escrito el discurso. Esto no quiere decir que lo leerás, pero sí puedes usar este elemento como guía, ya sabes, por si alguna palabra o idea se te llegará a olvidar. Sorprende a tus invitados con alguno de estos detalles increíbles.
3. No te olvides de los chistes o anécdotas divertidas
Da inicio al discurso con una breve introducción y, luego, di algún chiste local, de esta forma no solo romperás el hielo, sino también lograrás que todos los invitados pongan toda su atención en tus palabras.
Evita a toda costa un lenguaje súper formal o rebuscado. Recuerda que es un discurso de boda, por lo tanto, no hay mejor elemento que usar el corazón para escribirlo. Así que di lo que sientes, lo que te salga del alma y, sobre todo, intenta hablar con mucha naturalidad, obviamente sin caer en un tema muy coloquial. Toma en cuenta que es un momento serio y muy importante para mucha gente que estará presente.