"Explorando el Amor - Follandome a mi Novia"This content may violate our usage policies.

Follandome a mi novia

Follándome a mi ex –novia (I)

Como dije, no había vuelto a ver a mi ex – se llama María- desde hacía casi veinte años, pero la vida da muchas vueltas, y más en las ciudades de provincias como en la que resido, en la que antes o después es más fácil coincidir todos con todos.

Pasadas unas semanas – para no levantar sospechas y desligar mi visita de la conversación con mi amigo-, y para una de las habituales cenas de trabajo de mi empresa sugerí ir al restaurante donde trabajaba María por cambiar de ambiente. Mis compañeros aceptaron la propuesta sin dudar, y así fue que María y yo volvimos a encontrarnos. Ciertamente Julián no me había engañado porque seguía teniendo un buen polvo – aunque acaba de cumplir los cuarenta-: en torno a 1.65 metros, pelo negro cortado a lo Cleopatra, ojos marrones y almendrados, tetas firmes cuyo discreto canalillo lucía terso y sugerente, y un culo que pese a los años aún te hacía perder la vista: se notaba que como me indicara nuestro amigo común ni había sido madre ni se había descuidado físicamente– lógico, pues siempre fue muy de cuidar su apariencia, fanática del gym y de la moda-. Tras la cena, a la hora de los cafés y los chupitos, aproveché que el local estaba medio vacío para saludarla, acompañarla afuera a fumar y charlar un rato con ella: se interesó por mí y se rió de lo que en su momento había rechazado la idea del compromiso, y por su parte supe que sigue con la misma pareja de entonces, pero ni se han casado ni han tenido niños, que hace un par de años perdió su trabajo de auxiliar administrativa, y que tras agotar el paro hace unos meses y a falta de otra solución tuvo que ponerse a trabajar de camarera por días sueltos para obtener algunos ingresos. Como estaba trabajando hubimos de interrumpir la charla, pero quedé en pasar a recogerla más tarde, cuando saliese de trabajar, para tomar un café y charlar otro rato.

Al día siguiente por la mañana me puse manos a la obra con la siguiente parte de mi plan: yo sabía que un conocido necesitaba buscar una nueva oficinista porque la que tenía iba a despedirse próximamente tras haber encontrado otro empleo. Como sabía que la empresa era pequeña y el trabajo fácil y llevadero, pasé a saludarlo con la excusa de estar de visita por la zona y tras invitarlo a comer intercedí con él para que contratara a María – que por otra parte es perfectamente capaz de desempeñar ese puesto- diciéndole que era una prima de mi mujer, a la que él no conoce. Le pareció bien hacerle un contrato eventual, y agradeciéndole el favor quedé en avisarla para que fuese por allí y se entrevistase con él. Dejé pasar un par de días – para que pareciera que me había costado más- y llamé a María para contarle lo del trabajo y acompañarla a conocer a mi amigo. Quedó muy contenta y agradecida con mi ayuda – se sonrió pero estuvo de acuerdo en mantener oculta nuestra relación disfrazándola de parentesco-, y tras una breve entrevista que terminó de forma satisfactoria le propuso firmar un contrato de seis meses de duración, el primero de los cuales sería en prácticas – contrato que se firmaría en un par de días, cuando la gestoría redactase el contrato-. Al salir de la oficina María me propuso invitarme a comer para agradecerme mi ayuda – es lo menos que puedo hacer por ti, me dijo-, pero yo, que tenía otros planes en mente, tuve que declinar su invitación alegando compromisos laborales, y logré cambiar la comida por una cena esa misma noche, con la condición inexcusable de que fuese yo quien invitase, y escogiese el sitio, a lo que con una sonrisa acabó accediendo…

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