Mi novio Tony
Los cuatro fuimos a comer en un poblado cercano, con un río donde los locales venden camarón y cangrejo. El amigo de Tony no volteaba a verme, excepto cuando sí me miraba de manera penetrante desde el otro lado de la mesa. Yo lo veía, mientras se lamía los dedos o sostenía su copa. Todo un glotón.
Estaba oscureciendo y la novia del amigo iba a perderse su vuelo. Pese a ello, perdió algo de tiempo en lo que pagaba la cuenta mientras los demás esperábamos en el auto. Por fin apareció como si no hubiera problema.
“Cuento las horas para que se vaya”, pensé.
Más tarde me reuní con Tony y el amigo, quienes estaban tomando unas copas. Debería haber estado en el trabajo, pero el amigo de Tony también se iría pronto. Pensé que iría para echarle una última mirada.
“Cómpralo y ya”, me dijo.
Él estaba sentado frente a nosotros y Tony estaba a mi derecha. El aire se sentía pesado y húmedo; todo me parecía incómodo.
Pero no pregunté ni una de esas en voz alta. Me la pasaba pensando en el tiempo; si no se iba pronto no iba a alcanzar su vuelo.
Por un momento me imaginé cómo sería si no lo alcanzara, cómo se sentiría su mano en la mía. Podríamos sencillamente pararnos de la mesa e irnos juntos. Nos imaginé caminando juntos por distintos aeropuertos y ciudades, por pueblos en Francia o las montañas de Bután.
Me imaginé cómo sería susurrar su nombre en las mañanas, cuando estuviera tan cerca de mí que mis labios rozarían sus orejas mientras estábamos entrelazados en las sábanas blancas y los primeros rayos de sol empezaban a filtrarse por la ventana.
Y luego se fue y yo pude respirar.
me enamore de la amiga de mi novia
En el juego de los corazones, a veces el destino nos sorprende con una jugada inesperada. En medio de las vueltas de la vida, encontré a alguien que, sin buscarlo, logró encender en mí la llama del amor. Una historia de encuentros y desencuentros que me llevó a enamorarme de la amiga de mi novia, un sentimiento prohibido que desafía las convenciones y despierta emociones intensas.
Cuando menos lo esperaba, el destino me jugó una de sus mejores cartas: me enamoré perdidamente de la mejor amiga de mi novia. Fue un torbellino de emociones que me dejó sin aliento y me hizo cuestionar todo lo que sabía sobre el amor. No pedí permiso a mi corazón para sentir lo que sentía, simplemente sucedió.
Desde el momento en que la conocí, supe que había algo especial entre nosotros. Su risa, su mirada, su forma de ser me cautivaron de inmediato. Me sentía atraído hacia ella de una manera inexplicable, como si nuestros corazones hablaran un lenguaje secreto que solo ellos entendían. Cada vez que estábamos juntos, sentía una conexión tan intensa que era imposible ignorarla.
Nuestra historia de amor floreció en la clandestinidad, envuelta en un mar de secretos y complicidad. Cada encuentro furtivo, cada mensaje robado, alimentaban la llama de nuestra pasión prohibida. Pero al mismo tiempo, la culpa y la angustia se apoderaban de mí, sabiendo que estaba traicionando la confianza de mi novia, la persona que había compartido mi vida durante tanto tiempo.
El amigo de mi novio me dejó sin aliento
Una de las historias de amor de parejas se presenta a usted querido lector con la finalidad de que su imaginación vuele y disfrute esta historia "El amigo de mi novio me dejó sin aliento" que sin duda le dejará un gran sabor de boca.
La historia trata sobre una mujer que junto a sus novio y los amigos de su novio viven unos días intensos, hasta que una copa de vino hizo que ella sintiera sensaciones nuevas.
Pensamientos invasivos dominaron por completo a ella, haciendo que el amigo de su novio la dejara sin aliento. El amigo de Tony era todo afilado, en general, excepto por su risa, melodiosa y suave.
Había un pequeño espacio entre sus dos dientes de enfrente y tenía hoyuelos en las mejillas. Sus cejas eran gruesas y desiguales, como si alguien las hubiera dibujado con rotulador.
Me cayó mal de inmediato. Es decir, me gustó… pero odiaba cómo me hacía sentir.
Tony y yo llevábamos un año de relación. Fue un año que se pasó en un abrir y cerrar de ojos, durante el cual nunca había llorado preguntándome si me quería o que me preocupara que no llamara. Tony era alguien en general suave: una cabeza redonda, panza redonda, pantorrillas redondas. Derrochaba sus emociones; la inseguridad, los celos y la adoración que expresaba se esparcían como la tinta invisible que usan para detectar si algún billetes es falso o robado. Si pusieras una luz negra en un sitio donde había apenas estado Tony, verías marcadores fluorescentes que representan sus sentimientos en cada superficie.
La doctora Nancy Álvarez explora la infidelidad
(CNN) -- Se llaman "microinfidelidades": los pequeños y aparentemente inofensivos actos de coqueteo que no necesariamente califican como infidelidad, pero que tu pareja podría ver con desagrado.
Muchos de nosotros hemos experimentado relaciones de coqueteo con amigos y nunca tomamos alguna acción sexual sobre ellas. ¿Son estas amistades signos de infidelidad? ¿Deberías preocuparte si su pareja se siente atraída por otra persona? ¿O podría un flirteo inofensivo realmente ser bueno para tu relación?
– «Un destino inesperado: El día que encontré el amor en la amiga de mi pareja»
Recuerdo ese día como si fuera ayer, cuando el destino decidió entrelazar nuestros caminos de una manera inesperada. Mi corazón estaba comprometido, pero mi alma anhelaba algo más, algo que no podía explicar. Fue entonces cuando conocí a la amiga de mi pareja, y todo cambió.
Desde el primer momento en que nuestros ojos se encontraron, sentí una conexión inexplicable. Su sonrisa iluminaba mi mundo y su risa se convertía en la melodía que yo quería escuchar por siempre. Poco a poco, nuestras conversaciones se volvieron más profundas y nuestras risas se hicieron cómplices de secretos compartidos.
El amor no entiende de razones ni de tiempo, y aunque sabía que nuestra historia era un laberinto de emociones prohibidas, no pude evitar enamorarme de ella. Cada mirada, cada roce de manos, era un suspiro de complicidad que me hacía sentir vivo. Atrás quedaron las dudas y los miedos, porque al lado de ella encontré la felicidad que tanto anhelaba.