Cómo tener un follamigo (o amigovio) y no cagarla
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Como muchos treintañeros que han pasado largas temporadas solteros, el artista Kyle B. ha tenido follamigos.
El sexo casi siempre es un placer, pero a veces esta clase de relaciones entre amigos con derecho a roce (follamigos o amigovios) no son tan geniales como pintan.
“Mi opinión personal de las follamistades es que pueden sufrir las mismas complicaciones que la mayoría de las relaciones humanas: secretismo, diferentes expectativas, motivaciones ocultas y la tendencia a recurrir a la otra persona como fuente de terapia o de apoyo mental”, explica.
Priorizad la amistad sobre el derecho al roce
A fin de cuentas, sois amigos, solo que practicáis sexo juntos. Si ya erais amigos de verdad antes de añadirle a la amistad las ventajas del sexo, haced lo posible por conservar esa amistad, aconseja Hick. Si la situación se complica demasiado para alguno de vosotros o si alguno empieza a tener sentimientos y el otro no, proteged la amistad.
“El mejor modo de hacerlo es pasar tiempo juntos también sin sexo, como haríais con el resto de amigos”, opina. “Algunas personas piensan que se han convertido en un simple recurso sexual si se descuida el vínculo original. Aseguraos de que ninguno empieza a tener sentimientos y dejad el sexo de inmediato si esos sentimientos no son recíprocos”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.
A medio camino entre el ensayo, la memoria personal y el reportaje, este libro descubre los prejuicios y tabúes que rodean los usos amorosos del postfranquismo y la democracia. Además, está salpicado con testimonios reales de la autora y su c.