Bodas de Sangre - Un Encuentro Virtual en Cervantes

Bodas de sangre

El tema de esta obra surgió a raíz de una noticia aparecida en prensa: dos amantes se fugan en la víspera de la boda de la mujer con otro hombre. García Lorca convierte la realidad en poesía.

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Bodas de sangre (1981)

«Bodas de sangre».

Dirección, guion Carlos Saura Producción Emiliano Piedra Montaje Pablo G. del Amo Música Emilio de Diego Fotografía Teo Escamilla Intérpretes Antonio Gades, Cristina Hoyos, Pepa Flores «Marisol», Juan Antonio Jiménez, Pilar Cárdenas, Carmen Villena, Pepe Blanco y José Mercé

Sinopsis

El drama lorquiano se fusiona con la belleza de un exquisito ballet flamenco para narrar la triste historia de una novia que, el mismo día de su boda, huye con su amante —un antiguo novio del que sigue enamorada— convirtiéndose en el objeto de persecución del futuro marido y su familia.

Comentario

La década de los ochenta supone el inicio de una colección en la que Carlos Saura pone el foco en el folklore popular, el baile y el flamenco con piezas como Flamenco (1995), Tango (1998), Iberia (2005), Fados (2007) o Jotas de Saura (2016). Ese disparo de salida lo da con Bodas de sangre (1981), curiosamente el mismo año en el que estrena una película totalmente distinta y eminentemente quinqui: Deprisa, deprisa (1981). En esta apuesta cinematográfica de la clásica tragedia lorquiana se realiza un doble ejercicio de adaptación. Saura recupera la mirada flamenca que Antonio Gades —con quien colaborará en dos de sus siguientes obras: Carmen (1983) y El amor brujo (1986)— ya había creado en forma de ballet en torno al texto original de Federico García Lorca.

«Bodas de sangre».

«Bodas de sangre».

Bodas de sangre aborda la unión como eje entre las diversas capas de lectura: el encuentro entre dos enamorados proscritos, la fusión de la danza y el cine, y la más significativa, la confluencia del documental y la ficción. La película de Saura, por su estructura, desliza al espectador por el juego de aceptar como verosímil un tablado como paisaje, de olvidar la naturaleza prosaica del acto y sumergirse en el relato. Lo sustancial es la construcción de la emoción y la pasión en sí misma, el poder sugestivo de la interpretación capaz de transmitir cómo el corazón de Antonio Gades vibra solo con su mirada, independientemente de si van a caballo o no. Lo importante no es si fingen matarse a navajazos, o el gesto en sí mismo, sino su significado. En esta adaptación de Bodas de sangre, como en la original de Lorca, el pathos se impone en cualquiera de sus formas al logos. La emoción subyuga a la razón.

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