"Matrimonio Radiante - Mari Mar Blanco y su Día Especial"

Marlaska a Mari Mar Blanco: "Vuelva al espíritu de Ermua"

C. S. Macías

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha instado este martes a la senadora del PP Mari Mar Blanco y hermana del concejal de ese partido Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado por ETA en 1997, a volver al espíritu de Ermua, al pacto de Ajuria Enea y a respetar la dignidad de las víctimas.

Músico vocacional, político circunstancial

Jaime recuerda a Miguel como un joven divertido, con ideas claras y siempre dispuesto a la broma “y algo despistado”. Pese a que busca reconocer a su amigo en la imagen que de él ha pervivido en todo este tiempo, no lo logra. Dice que él no era “político”, que a Miguel “no lo identifico con el arquetipo que luego se hizo de él”. Lo describe como un joven apasionado con la música, “de raza” y con “mucho gusto para la batería” y muy centrado en sus prioridades: la música y su novia.

Los últimos años, y con la carrera recién terminada, Miguel no lograba el empleo que le diera estabilidad. Por ahora debía conformarse con apoyar a su padre como ayudante de albañil. “Para esa época Miguel ya pensaba en casarse, era un tío con las ideas muy definidas y quería trabajar en lo que fuera”.

Es poco después cuando entra la política en su vida, “creo que fue más un modo de buscarse la vida, de intentar dar una salida a su situación”. En 1995 había convocadas unas elecciones municipales. Tres años antes en Ermua el PP buscaba afiliados y Miguel y su novia accedieron a dar el paso en aquel municipio históricamente socialista. “No hacía vida de partido y no recuerdo que habláramos de política apenas”. A Jaime aún le rebrota cierto malestar por lo que considera que fue una utilización de la figura de Miguel Angel. Semanas después de su asesinato el grupo intentó reivindicar el perfil de “chico normal, de músico” que ellos veían en su amigo y no “el arquetipo de político” que creían se estaba construyendo con fines que cuestionaban. Lo intentaron explicar en La sonrisa del Pelícano, el programa estrella de la época que presentaba Pepe Navarro.

Entonces Fernando, el teclista, reconoció que a sólo unos días de ser secuestrado, Miguel le reconoció que quería dejar la política, “que no quería seguir porque había encontrado un trabajo”. Fue el primer empleo, en una asesoría, y temía que su reciente implicación política pudiera echar al traste sus opciones laborales aún por hacer indefinidas. En la primavera de 1997 sus planes eran otros. Había comprado un coche y en septiembre pensaba ir a ver un piso con Mari Mar, su novia.

Las 48 horas en las que Miguel Ángel Blanco derrotó a ETA

Las 48 horas en las que Miguel Ángel Blanco derrotó a ETA

El tiempo lo difumina todo, incluso la memoria. En el peor de los casos la borra para siempre. Ni siquiera los episodios más duros, los más traumáticos o los que llegan a poner en pie a una sociedad se libran de su erosión. No hace falta acumular muchos años para notar su desgaste, basta con 25. Este domingo se cumplen cinco lustros desde que Euskadi despertó, España le secundó y todo el país dijo basta a ETA y su entorno. El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco sólo fue la gota de un vaso que colmó de rabia, indignación y miedo acumulado. Quienes nacieron en el XX no lo olvidan. Recuerdan dónde estaban, qué sintieron, qué hicieron. Los más jóvenes, los nacidos en este milenio, en el mejor de los casos son capaces de dibujar un escueto relato de lo sucedido. Sólo de oídas. Poco más. La mayoría, ni eso. Miguel Angel Blanco y los tres días de julio de 1997 que cambiaron para siempre a la sociedad son una laguna generacional más.

Es difícil olvidar esos días que se insertan entre los más convulsos vividos en democracia. La mirada atrás a aquella cuenta atrás mortal de 48 horas en las que el país estuvo en vilo muestran cómo España, su sociedad, ha cambiado. También lo ha hecho de modo profundo su relación con lo que significó y fue ETA y su entorno. En estos 25 años transcurridos el mayor logro ha sido, sin duda, la derrota de la banda terrorista que certificó su desarme en 2018. Su rastro, en cambio, sigue vivo en forma de cientos de crímenes aún por resolver, condenas por explicitar por quienes un día le alentaron y aplaudieron y exigencias democráticas que han pasado de ser inexcusables a moldeables.

Fue precisamente la negativa del Gobierno a negociar con ETA y su mundo el que se mantuvo firme pese al ultimátum dado por la banda para liberar a Miguel Ángel a cambio del acercamiento de presos. Después llegó el aislamiento político de la izquierda abertzale, la ley de partidos, su ilegalización y la exigencia a un desmarque mínimo, al menos en sus estatutos, de la violencia para volver a abrir la puerta de las instituciones y las urnas a aquel mundo que guardó silencio ante el dolor del terrorismo.

¿El vestido blanco de novia es una tradición que se remonta a siglos atrás?

Como tal, podemos decir que no. Aunque podemos encontrar vestidos de novia en color blanco, no era la tónica general. Entonces, ¿cuáles son los orígenes del vestido blanco para las novias?

La tradición del vestido de novia blanco, tal como la conocemos hoy en día, se remonta al siglo XIX. Fue en 1840, cuando la reina Victoria de Inglaterra se casó con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. Se casaron en la capilla real del Palacio de Saint James en Londres. La reina Victoria eligió un precioso vestido de novia blanco, que causó un gran impacto porque, como hemos comentado anteriormente, no era uno de los colores que se usaban tradicionalmente en las bodas.

Su elección no solo fue una expresión de su amor, sino también un acto de rebeldía contra las normas de la realeza de la época. Esta elección de la reina Victoria dio lugar a una moda que rápidamente se conoció en todo el mundo occidental, transformando el blanco en el color tradicional de las novias.

El vestido de novia de la reina Victoria fue un gran éxito y se convirtió en una tendencia en toda Europa. Pronto mujeres de otras casas reales y de la nobleza empezaron a casarse con vestidos blancos. Lo que originó una moda que se extendió poco a poco a todos los países del mundo. Las mujeres de todas las clases sociales comenzaron a usar vestidos blancos en sus bodas.

Hay que tener en cuenta que en esa época ya había acceso a mejores comunicaciones e incluso existen fotografías de la época, lo que ayudó a que se dieran a conocer los detalles de su boda.

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