El Destino de la Novia de Miguel Ángel Blanco - Entre Tragedia y Recuerdo

Así es y así vive hoy la novia de Miguel Ángel Blanco, ausente en los homenajes

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“El paso del tiempo no mitiga el ardor de sus recuerdos”. Laura Restrepo, escritora colombiana.

16 horas del miércoles 26 de julio de 2017. Un pueblo barcelonés a unos 50 kilómetros de la capital catalana.

Marimar, como le llamaba Miguel Ángel, no ha cambiado tanto: sigue con el pelo rubio y suelto, aunque ahora lo lleva alisado. Viste un polo verde y unos pantalones negros. Sostiene un bolso de mimbre con un corazón pintado de color rosa. La mujer acaba de salir de un restaurante en el que ha comido un menú del día de 12 euros.

Marimar tiene ahora 44 años, está casada y es madre una niña.

Marimar tiene ahora 44 años, está casada y es madre una niña.

Pero todo aquello ha quedado atrás. María del Mar Díaz González, la viuda de Miguel Ángel Blanco, dejó la tierra en la que nació y se refugió en un pequeño pueblo catalán para intentar rehacer su vida. Y lo consiguió.

Huyó de la presión mediática, se distanció de la familia de su novio y pidió ayuda a políticos notables del PP para poder salir del foco. Le brindaron su mano el siempre influyente periodista José María García; el por entonces presidente de los populares vascos, Carlos Iturgaiz, y hasta el mismísimo secretario de Estado de Administraciones Públicas, Jorge Fernández Díaz, cuyo jefe en el Ministerio era Mariano Rajoy.

“Nos volcamos muchos altos cargos del PP vasco y catalán. Había que echarle una mano a esa chica”, cuenta un dirigente popular que participó en la operación para sacar de Ermua a la novia del concejal asesinado.

La llegada de los coches bomba

El 71 % de los participantes votaron a favor. Su lógica se resumía en perseguir a quienes públicamente discrepaban de los terroristas, empujándolos a que salieran del funeral de un compañero pensando que podían ser los siguientes. La primera víctima de la nueva estrategia fue Gregorio Ordóñez, teniente alcalde de San Sebastián, en enero de 1995. Después, José Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri, entonces uno de los jefes de ETA, transmitió a varios comandos la orden de secuestrar a un concejal del Partido Popular para forzar la negociación acerca de los presos.

Con Miguel Ángel Blanco las víctimas, por fin, se humanizaron. Los mecanismos de construcción del enemigo empleados por la izquierda radical abertzale pasaban necesariamente por la deshumanización de las víctimas: los asesinados no eran personas con nombre y apellidos, sino enemigos del pueblo vasco. El proceso podía pasar por varios estadios –la animalización, la estigmatización, la exclusión moral o la violencia de persecución– hasta que, una vez consumado el asesinato, se ponía en marcha un último giro: la inversión de responsabilidad, es decir, la víctima era responsable de su propia muerte al amparo del extendido “algo habrá hecho”.

La exjefa de ETA "Anboto" ve "imprecisa" su imputación por el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco

La exdirigente etarra Soledad Iparraguirre,

Ricardo Coarasa

Gestiones para sacarla de Ermua

Tres meses después de que ETA asesinara a Miguel Ángel Blanco, cuando tenía 29 años, María del Mar apareció en una entrevista en la revista ¡Hola!. Como era lógico, iba maquillada. También de riguroso negro. La publicación dejó claro en el texto que la joven, por aquel entonces de 24 años, no había cobrado ni una sola peseta. Aquello no sentó nada bien a la familia de la víctima de los pistoleros etarras. Los Blanco pensaron que la novia de Miguel Ángel podría estar rentabilizando la muerte del chico.

Marimar llevó al entierro de su novio las baquetas con la que tocaba la batería en su grupo Póker.

Marimar llevó al entierro de su novio las baquetas con la que tocaba la batería en su grupo Póker.

Por esos pequeños detalles que acaban determinando una relación, el distanciamiento entre Marimar y la familia de Miguel Ángel pudo deberse a un simple coche. El 9 de julio de 1997, cuatro días antes del asesinato, Miguel Ángel entregó 100.000 pesetas como señal para la compra de un Renault. Tras el secuestro y muerte del joven concejal del PP en el Ayuntamiento de Ermua, el concesionario donde iban a adquirirlo decidió regalar el coche a la familia. El vehículo, con el que los novios habían hecho planes, fue para la familia de Blanco Garrido. De hecho, Marimar Blanco sigue conduciéndolo por Madrid y lo aparca en el Congreso de los Diputados.

A la otra Marimar, que durante los dos días de cautiverio de su novio y las semanas posteriores al asesinato durmió muchos días en casa de sus suegros, también le molestó que le acusaran de pretender ser “protagonista”. Principalmente tras aparecer en el concierto que se celebró en Las Ventas (Madrid) dos meses después de la muerte del concejal popular. Aquella noche actuó Póker, la banda de Miguel Ángel, pero sin batería, el instrumento que tocaba el asesinado.

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