Cuánto vale un fotógrafo de boda
¿Cuánto cuesta un fotógrafo para una boda? Contratar a un fotógrafo profesional sale, de media, por unos 1.500 euros. ¿Y cuánto cuesta un vídeo de boda? En este caso, sale por unos 1.200 euros. Aunque todo dependerá del proveedor y de los servicios que ofrezca.
Alianzas, pendientes, pulseras, colgantes. La inversión media en joyería alcanza los 660 euros. Pero, de nuevo, este gasto es estimado, pues estará en función de la calidad de las piezas y del número de las mismas.
Cómo casarse por lo civil en Valencia: costos y requisitos claros
Si estás pensando en casarte por lo civil en Valencia, es importante que conozcas los requisitos y costos necesarios para llevar a cabo este proceso.
Requisitos para casarse por lo civil en Valencia
Para poder casarse por lo civil en Valencia, ambos contrayentes deben cumplir con los siguientes requisitos:
Costos para casarse por lo civil en Valencia
Los costos necesarios para realizar una boda civil en Valencia son los siguientes:
- Tasa municipal: actualmente, esta tasa se sitúa alrededor de los 90€.
- Celebración de la boda: si deseas celebrar la boda en la sala del ayuntamiento, el coste será gratuito. Si prefieres hacerlo en otro lugar, deberás pagar los correspondientes trámites y tasas.
- Certificados: deberás pagar por cada uno de los certificados que solicites (certificado de empadronamiento, certificado literal de nacimiento, etc.).
Origen de la Fundación
Don Rafael Roca Miguel, corresponsal del diario valenciano Las Provincias, escribió en julio de 1965 un precioso artículo titulado «La antigua Real Cartuja de Ara Christi». En él, después de hablar con cierta extensión de las órdenes religiosas que anteriormente habían habitado en dicha Cartuja, añade: «Finalmente, en 1926, una comunidad de monjas de la Caridad de San Vicente de Paúl adquirió el desdichado monasterio para asilo de las beneméritas Hermanas que al llegar a la ancianidad no pueden prestar sus abnegados servicios en los centros benéficos, y con su presencia real en el profanado cenobio rinden el mayor acto de desagravio que puede ofrecerse a la antigua Cartuja de Ara Christi.»
La comunidad fue aumentando paulatinamente, hasta el punto que en ocasiones llegaron a formarla no menos de 60 Hermanas. La observancia regular era perfecta y los oficios se desempeñaban a conciencia a pesar de ser enfermas la casi totalidad de sus componentes. Al frente de todo este pequeño mundo, y responsable de actuación, había siempre una Hermana nombrada por los superiores mayores con el título de Superiora o Hermana Sirviente, cuyas órdenes todos debían acatar y obedecer. En los cuarenta y cinco años que estuvo habitada la Cartuja por las Hijas de la Caridad, fueron nueve las superioras que se sucedieron en el cargo.
Anécdota personal que no desentona del conjunto
Relacionándolo con lo dicho anteriormente acerca de los ejercicios espirituales, creo podrá servir de edificación el caso siguiente: En los años 1962-65 estaba yo destinado en la residencia de Zaragoza y los Superiores me encargaban de vez en cuando alguna tanda de ejercicios a Hermanas en las provincias de Cataluña, Baleares, Burgos, Vitoria y Valencia, concretamente en la Cartuja de Ara Christi. Durante los ejercicios, como Director, me entregaba de lleno a atender a las ejercitantes, pero esto no me impedía observar también a las enfermas de la comunidad, quedando edificado de su conducta y hondamente afectado por la dolorosa situación de algunas de ellas. Terminada una de las tandas, salí de la Cartuja con el maletín en la mano paseando tranquilamente hacia la carretera para coger un autobús que me llevara a Valencia y meditando sobre lo que dejaba detrás. En el decurso de mis meditaciones surgió en mi mente la siguiente idea o resolución: Si algún día yo puedo y los Superiores me lo consienten, vendré a cuidar espiritualmente a estas Hermanas ancianas y enfermas y a terminar entre ellas mis días. ¿Fue todo un sueño?
El tiempo fue pasando, me destinaron a Sevilla, se dividió la Provincia de Madrid en tres y me tocó quedar en la de Salamanca, siendo mi nuevo Superior provincial el Padre Miguel Pérez Flores. En el verano de 1970, con motivo de las vacaciones, tuve ocasión de pasar por Valencia para visitar a algunos de mis familiares, y en una de las casas de Hijas de la Caridad me comunicaron que el P. Toribio López estaba gravemente enfermo en el hospital. Fui a visitarle y saqué la impresión de que su vida iba llegando al final. No tuve tiempo para visitar la Cartuja y regresé a Sevilla. Un mes más tarde me llegó la noticia de la muerte del P. Toribio López, capellán de la Cartuja, precisamente el que más tiempo ejerció ese cargo —nada menos que veintiún a ñ o s—, y entonces f u e cuando más intensamente se reavivó en mi espíritu aquel sueño o ilusión que experimenté años antes en los ejercicios a las Hermanas. Expuse mi caso con todo detalle al P. Julián Tobar, que era a la sazón el Visitador de Madrid, para ver si me admitiría en su Provincia con la condición de ser destinado a la Cartuja de Ara Chisti, y a vuelta de correo me contestó que me recibiría con los brazos abiertos y con la condición que le indicaba. El primer paso estaba dado. Ahora faltaba el segundo: Comunicárselo a mi Visitador, que era el P. Flores. Este se mostró un tanto reservado y me pidió tiempo para pensarlo. Después me dijo que sí, pero que debía esperar hasta el 17 de junio próximo, que se me cumplirían los tres años de Superior en Sevilla. Le hice ver que no me interesaba, porque para esa fecha ya la vacante estaría cubierta y no tenía objeto el cambio. Así quedaron las cosas, pero a los pocos días pasó él por nuestra casa y, al retirarnos por la noche, se acercó a mi habitación y me dijo que podía preparar el viaje para Madrid cuando quisiera. Al día siguiente avisé a mi nuevo Visitador, puse en orden mis cosas y el 17 de noviembre de 1970 llegaba a García de Paredes, 45, Madrid. El P. Julián Tobar me recibió corno había prometido, con los brazos abiertos, y no sólo confirmó mi destino, sino que después de un día de descanso, él mismo, en su coche de Visitador y dándome un gran paseo por Albacete, Murcia, Cartagena y Alicante, me llevó a Valencia, llegando ya entrada la noche a la Cartuja de Ara Christi. Era la víspera de la festividad de Cristo Rey. A la mañana siguiente concelebramos la misa de las Hermanas con toda solemnidad los PP. Julián Tobar, Claudio Muñoz y un servidor, dando gracias a Dios por tan feliz desenlace. El P. Visitador se despidió luego de toda la comunidad para regresar a Madrid, y yo tomé posesión de mi habitación en la Cartuja alabando al Señor porque mi sueño, visión o promesa se había convertido en realidad. Mi vida en el nuevo ambiente se deslizó feliz entregado de lleno a los servicios enumerados anteriormente, orientado por la experiencia y buenos consejos del ejemplar compañero que me había tocado en suerte, el Padre Claudio Muñoz. Pero mi dicha no iba a ser completa ni duradera, pues mi resolución, como dije antes, fue venir a cuidar espiritualmente a estas Hermanas ancianas y enfermas y a terminar entre ellas mis días, como lo consiguió el P. Toribio López, que a los veintiún años de servicio el Señor le llamó a recibir la recompensa, y sus restos mortales descansaban en el mismo cementerio de la comunidad.
Cuánto vale una boda en España: detalles de invitados
¿Qué puede costar esta partida del enlace? Todo depende del regalo que se elija, pero el gasto medio indicado por las parejas entrevistadas fue de 275 euros. Tal vez unos detalles de boda solidarios incrementen algo más el desembolso, ¡pero también el valor añadido!
¿Queréis saber cuánto cuesta el alquiler del coche de boda? Unos 385 euros. ¿Y cuánto cuesta alquilar un bus para una boda? El precio medio es de 650 euros.