Lo que dicen que no se oyó aquel día
“Pero el caso de Stravinsky es bien diferente”, se lamenta el autor de la reseña de Le Figaro. A estas alturas no merece la pena pararse en las críticas que aquel periodista tuviera que hacer a una obra que ha trascendido con mucho sobre las valoraciones que puedan hacerse en ningún periódico. El sainetesco estreno de La Consagración de la Primavera, que bajó por un momento los niveles de popularidad del autor de El pájaro de fuego y Petrushka --obras estrenadas bajo el sello de Diáguilev-- tuvo como consecuencia que durante décadas en las representaciones de La Consagración de la Primavera se omitiera la danza. Tras unos pocos bolos en Europa ya no se acompañó desde la silla la huida de la mujer elegida para el sacrificio en la “acción ritual de los antepasados” en la que se desencadena la homicida consagración. Posteriores recuperaciones de la arqueología musical han traído a la era de internet una recreación meticulosa, suponemos, de lo que estaba previsto estrenar ese día.

Metales usados como alarmas, cuerdas que suenan como sacos cuando se rompen, parches que rebotan en la cabeza de los críticos y del público general. Los agudos al límite de un fagot dan paso a un viaje de poco más de media hora en el que todos los instrumentos aportan algo en la ceremonia en la medida en que coinciden sus itinerarios sonoros. La recuperación de ritmos eslavos, una herencia también presente en el resto de la composición, la retirada de la tonalidad clásica, y otros aspectos técnicos mejor estudiados que aquí, transportan al oyente/público en un objeto activo en ese momento primitivo, feliz y finalmente cruel.
El lado humano
Esta pequeña historia burguesa tuvo su final y las aguas volvieron a su cauce para casi todos. A pesar de que, años después, Stravinsky recordaba el pollo que le habían montado en los Campos Eliseos aquella tarde de primavera, la obra comenzó a defenderse por sí sola, y el compositor aún estiró diez años más el periodo “primitivo” o “ruso” de su obra, que partía con la influencia de su profesor, Rimski-Kórsakov. Sus problemas, durante un tiempo, fueron económicos, porque la URSS no deslocalizaba derechos de autor, pero esa historia no tiene demasiada importancia puesto que Stravinsky vivió una vida larga y creativa.
Unos meses después del estreno, durante la temporada americana, Váslav Nijinsky partió peras con su examante y jefe Diáguilev. Éste último se rebotó con la boda del bailarín con la condesa Romola de Pulszky y la pareja artística dejó de colaborar. La esquizofrenia, dicen, puso punto y final a la trayectoria de Nijinsky, al que las crónicas recuerdan maullando en un taburete para que todos aquellos movimientos, que la crítica calificó como inconexos, alcanzasen a la tremenda música de Stravinsky pese al ruido de los Campos Eliseos.
Una prótesis para volver a torear
Pero las sucesivas operaciones, las sesiones de rehabilitación y las continuas consultas con especialistas mermaron el patrimonio económico del torero y, sobre todo, su carácter, que se agrió. Suzette pagó caro aquellas adversas circunstancias y, antes de celebrar su 20º aniversario de casados, se divorciaron.
El Soro nunca abandonó su sueño de volver a los ruedos, pese a una quebrantada salud que le ha obligado a pasar 37 veces por el quirófano, aparte de los infartos que ha sufrido.
Lo logró gracias al cirujano valenciano Pedro Cavadas, que, en el 2013, le implantó una pierna biónica. Eso le permitió reaparecer un año después en varios festejos y le dio la alternativa a un joven paisano, Rafael de Foios.
Su última faena como torero fue en las Fallas del 2015, con Enrique Ponce y José Mari Manzanares, gran amigo suyo, después de que en 1985 hubieran tenido un encontronazo en el que llegaron a las manos. Consciente de sus mermadas facultades, aceptó el final de su carrera y se convirtió en comentarista taurino en el Canal 9 y apoderado de un joven novillero.
La desgracia siguió persiguiéndole y, en enero del 2020, la prótesis le produjo una sepsis que lo puso al borde de la muerte. Antes de entrar en el quirófano, se casó en la UCI del Hospital Clínico de Valencia con su nueva pareja, la valenciana Eva Rogel, que había sido su primera novia.
El Soro se casa
València | 08·03·22 | 20:00 | Actualizado a las 12:49

El Soro junto a su pareja, Eva Rogel, en una foto de archivo. Levante-EMV
Vicente Ruiz "El Soro" va a emprender uno de los últimos actos más trascendentales de su vida a sus 59 años: contraerá matrimonio con su actual pareja, la periodista de Foios, Eva Rogel, con la que comparte su vida desde hace más de una década.
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Así lo ha confirmado el histórico torero valenciano durante una entrevista para el Extra de Fallas de Levante-EMV: "Ella ha estado a mi lado en toda mi recuperación de la prótesis de la rodilla izquierda", expone durante una conversación que verá luz el próximo sábado 12 de marzo. "Gracias a ella recobré la autoestima, la credibilidad y la confianza", recuerda sobre su pareja durante la conversación.
La boda será en València, previsiblemente en octubre, y la pareja estará acompañada de amigos y familiares, entre los que destacarán algunas de las figuras del toreo de los años 80, la época de El Soro: "Quiero casarme con ella porque me rescató de la vida", expone.

Extra de Fallas 2022 | Roma - Falleras mayores de València Arturo Iranzo
Este 2022 será un año especial para el diestro valenciano porque el próximo lunes 14 se cumplirá el cuadragésimo aniversario de su alternativa en la Feria de Fallas de 1982. La recibió de manos de Paco Camino y Pepe Luis Vázquez fue el testigo.
