La reina Letizia lució la tiara Rusa y joyas de pasar
En esta ocasión, en vez de lucir la tiara de la Flor de Lis, que suele llevar en sus visitas a monarquías europeas, lució la tiara Rusa, que fue creada para la reina regente María Cristina de Austria, madre de Alfonso XIII, y pasó de mano en mano hasta que la condesa de Barcelona se la cedió a sus tres hijos. El rey Juan Carlos I llegó a un acuerdo con sus dos hermanas y se la regaló a la reina Sofía.
La tiara Rusa está inspirada en los tradicionales tocados rusos, los kokoshnik, de ahí su nombre. La tiara Rusa está realizada en platino, perlas y diamantes y no pertenece a las 'joyas de pasar'.
En cuanto al resto de las joyas que llevó la reina Letizia, se decantó por un broche y unos pendientes, que pertenecen a la colección de las 'joyas de pasar'. El broche perteneció a la infanta Isabel, y Victoria Eugenia lo lució numerosas veces. Esta última lo describió así en su testamento: "Un broche con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera".
Los pendientes que llevó la reina Letizia están decorados con un brillante central y otros pequeños brillantes que lo rodean. Son los que se puso la infanta Cristina el día de su boda con Iñaki Urdangarin. Pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y, desde que los estrenó, se han convertido en unos de los favoritos de la reina Letizia.
¿Todavía es actual?
Pero el estilo de Letizia ha cambiado de manera radical desde entonces, acercándose más a las tendencias y menos a los que se esperaría de una reina. De hecho, es curioso ver cómo este vestido se parece más a dos trajes icónicos de la actual reina consorte Camilla.
En su boda, celebrada en abril de 2005, Camilla apostó por un abrigo de raso gris bordado, bajo el cual se había puesto un vaporoso vestido del mismo tono. A día de hoy parece imposible encontrar parecidos entre ambas reinas consortes. Sin embargo, en sus trajes de novia, que se pusieron con unos meses de diferencia, se encuentran más de los esperados.
Ambas eran mujeres divorciadas cuya idoneidad había sido cuestionada. Más en el caso de Camilla, debido a su historia con Carlos de Inglaterra y Lady Di, pero también en el caso de la reina Letizia. Su independencia y autonomía, así como su fuerte personalidad, habían sido miradas de reojo por el público general.
El de la coronación también podría recordar a Letizia: ese vestido con cuello de pico, fondo blanco y bordados en filigrana de oro. Un diseño que va mucho con la personalidad de Camilla por su discreción, que sin embargo se ve contrastada con el brillo y el lujo de sus detalles más elaborados. No solo los adornos dorados, sino incluso el patrón cortado en el frente recuerda al de novia de la reina de España.
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‘Sí, quiero’
¿Cuándo? 22 de mayo de 2004.
¿Dónde? Catedral de la Almudena de Madrid y Palacio Real.
Nos inspira por: El trabajo del maestro Manuel Pertegaz no dejó a nadie indiferente. El que el diseñador consideraba como el broche de oro de su carrera era de corte princesa, en color blanco roto, con una cola de cuatro metros y medio, con escote de pico y cuello corolla, repleto de bordados en hilo de plata y oro patinado de la flor de lis, el madroño, el trébol y la espiga. El diseño se realizó con materiales españoles, por expreso deseo de la corona, hace ya 17 años.
Blanco y negro
¿Cuándo? 20 de octubre de 2017.
¿Dónde? Teatro Campoamor de Oviedo para los Premios Princesa de Asturias.
Nos inspira por: Felipe Varela, diseñador de cabecera de la Reina, conseguía salirse de los patrones habituales sin dejar de crear una propuesta de aires royal. El vestido, de inspiración oriental, destacaba por su cuello mao, el cuerpo ajustado y una falda midi de ispiración lady. Destaban los motivos florales de encaje y bordado en cristal de Swarovski negro, que componían el centro del diseño. Añadió al look unos zapatos de charol negro de Magrit, una cartera diseñada por Varela, unos pendientes de De Grisogono y una pulsera de Cartier.
Los puntos de vista de Teresa Helbig y Javier Larraínzar
En los más de 20 años que lleva triunfando con su firma, Teresa Helbig, que antes de diseñar fue escaparatista y encontró la vocación con el ejemplo de su madre que era costurera, se ha convertido en una de las figuras más vanguardistas de nuestro país. Ahora que estamos con la resaca eurovisiva, muchos recordarán que en 2018 fue la encargada de vestir a Amaia Romero, y los más seguidores de la reina Letizia tendrán en sus retinas tres trajes imprescindibles.
Hablamos del vestido años 20 que lució la reina en la entrega de los premios Francisco Cerecedo en 2017, el vestido con apliques, cuello halter y espalda al aire con el que impactó en el XXX concierto de los premios Princesa de Asturias en octubre del año pasado, y, un mes más tarde, en una visita oficial a Croacia, un jumpsuit victoriano que también recibió encendidos elogios.
«Algo que valoro especialmente de su Majestad es el rigor y la profesionalidad con la que admira el trabajo de los demás, alguien que tiene la sensibilidad de apreciar y poner en valor tantos talentos es profundamente inspirador, y que escogiese a Pertegaz para ser el artífice de su vestido de novia reafirma categóricamente esta realidad. Apostar por las miradas únicas, la atemporalidad, el talento, la cultura, la tradición, la artesanía, el savoir faire y la pasión siempre es un SÍ», nos comenta la diseñadora barcelonesa.
Muy en la línea de lo que afirma Javier Larraínzar, quien se formó en el prestigioso Instituto Marangoni de Milán y en Nueva York bajo el paraguas de Oscar de la Renta y ha sido una de las figuras más relevantes de la moda durante décadas: «En homenaje al gran costurero Pertegaz, podemos decir que es un traje totalmente atemporal. Ahora pensando en mi propio trabajo, ahora que llevo dos años fuera de esto, me encuentro con muchos vestidos míos de novia que hice a lo largo de 20 años, en eventos. O clientas con trajes de sastrería totalmente actuales.