Los primeros vestidos de novia en la antigüedad
Si retrocedemos en el tiempo hasta el Antiguo Egipto y la Grecia clásica, encontramos vestidos de novia que difieren mucho de los que conocemos hoy en día. En el Antiguo Egipto, las novias llevaban faldas largas con una túnica azul encima, simbolizando la eternidad. También llevaban una cinta de rayas en el pelo como adorno.
En la Antigua Roma, los vestidos de novia eran túnicas blancas ajustadas con un cinturón con el nudo hercúleo, que simbolizaba la virginidad. Además, llevaban un velo de color rojizo en la cabeza y sandalias del mismo color, que representaban el fuego de Vesta, la diosa del hogar y la fidelidad. El peinado también tenía un significado simbólico, con seis trenzas en honor a las vírgenes vestales y una corona de lirios, trigo, romero y mirto que representaban la pureza, fertilidad, virilidad y larga vida.
En la Grecia clásica, las novias vestían túnicas de lino con un manto drapeado y llevaban una corona de mirto en el pelo, en honor a Afrodita, la diosa del amor. Los colores de los vestidos nupciales variaban desde el amarillo hasta el blanco.
Décadas de 1920 y 1930: comodidad ante todo
A principios del siglo XX, el corsé era infaltable y, en general, los vestidos de novia eran más elaborados, ostentosos y de cortes muy amplios. Las colas comenzaron a ser más largas, ya que su extensión se asociaba con los años que duraría el matrimonio.
En la mitad del siglo XX, la propuesta de los diseñadores se inclinó por vestidos de novia a media pierna. Asimismo, se apostó por diseños que permitían ver más la silueta femenina gracias al ajuste en la cintura, que contrastaba con las faldas voluminosas de tul. En esta época los velos pierden protagonismo.
La famosa actriz, Audrey Hepburn, encarnó a la perfección esta moda con el atuendo que lució en su boda en 1954. Un vestido de novia diseñado por Balmain, con largo midi y mangas globo.
Años 70: novias con pantalones acampanados
El movimiento hippie, cuyos valores protagonistas fueron la libertad y el amor, dio paso a trajes nupciales de pantalón y saco con corte de campana. Los vestidos se mostraban más vaporosos y holgados y se combinaban a la perfección con botas y sombrero. ¡Esta es sin duda la primera vez que vemos a mujeres casarse con pantalones! Acampanados, por supuesto.
A partir de 1980, algunas mujeres se separaron del tradicional vestido de novia blanco y prefirieron atuendos coloridos, vestidos llamativos y cortes sensuales. Sin embargo, es una década de transición en la que también resaltaban los vestidos de novia ostentosos, más elaborados y con atención en detalles de alta costura, como las mangas amplias, los volantes en la falda y los cancanes o crinolinas. De nuevo, los velos tienen protagonismo en el look nupcial. Solo hay que recordar el icónico vestido de novia que usó Lady Di en su boda con el príncipe Carlos.