Su Alteza Real por siempre
También se escribió que la hija de Rainiero y Grace Kelly no quería renunciar al tratamiento de “Su Alteza Real” con el que se la reconoce en la página oficial del principado de Hannover. En caso de divorciarse, debería volver a usar el tratamiento de ”Su Alteza Serenísima” que recibió el día de su nacimiento como princesa de Mónaco. En el estricto protocolo de la monarquía europea, el rango de “Alteza Serenísima” es inmediatamente inferior al de “Alteza Real”. Sería, en definitiva, una suerte de “degradación”.
Tampoco faltaron aquellos que hicieron cuentas rápidas y concluyeron que Carolina no se divorciaba para mantener el nivel de vida que le brindaba su acaudalado marido. Por dinero, dijeron, hacía la vista gorda mientras las revistas presentaban, con nombre y apellido, a las amantes de Ernesto. Sin embargo, no se pudo hacer la distraída cuando, a mediados de 2010, se publicaron fotos del príncipe de Hannover -hoy de 69 años- con una candidata en las playas de Tailandia. Más tarde, sostuvo un romance con una joven rumana, bailarina de un club nocturno, 34 años menor que él.
Así es la nueva vida en Madrid de Ernesto de Hannover 25 años después de su boda con Carolina de Mónaco
El príncipe pasa largas temporadas en la capital con su hijo Christian, casado con Sassa de Osma, y su novia, la española Claudia Stilianopoulos, hija de Pitita Ridruejo y a quien apoya en su última iniciativa: una fundación para la inclusión social.
Hace 25 años, el 23 de enero de 1999, Carolina de Mónaco, la princesa y mito aspiracional más fascinante que han alumbrado las revistas del corazón, recuperaba la ilusión en el amor y pronunciaba ilusionada de nuevo el “sí, quiero” al que se convertiría en su tercer y último esposo, el príncipe Ernesto de Hannover. Este atractivo hombre era jefe de la depuesta Casa Real de Hannover, que gobernó en el reino de Hannover hasta 1866, y exmarido de su buena amiga Chantal Hochuli, hija de un multimillonario arquitecto suizo.
Ambos contraían matrimonio en Mónaco, en una ceremonia oficiada en el Salón de los Espejos del Palacio Grimaldi por Patrice Davost, presidente del consejo de Estado, y que contó como padrinos con la condesa Albina du Boisrouvray –prima de Rainiero y madrina de Carlota– y Spyros Niarchos, gran amigo del novio, hijo del armador girego Stavros Niarchos y entonces todavía casado con la excéntrica heredera Daphne Guinness. La lista de invitados era brevísima: Rainiero, soberano de La Roca; Alberto, el heredero; la princesa Antoinette, tía de la novia, y los cinco hijos que sumaban en total los contrayentes. Por parte de él, dos: Ernst August y Christian. Por parte de ella, tres: Andrea, Carlota y Pierre. La princesa Estefanía se convirtió en la gran ausente debido a uno de sus enésimos escándalos amorosos.