Andrés se casa con otra
Si Begoña se ha autoimpuesto mantener la distancia con su cuñado, Andrés ha hecho lo propio aunque sea mucho menos contenido en sus emociones. Begoña es muy consciente de la importancia de las apariencias y sabe interpretar a la perfección su papel aunque su mirada sea sinónimo de tristeza.
Sin embargo, a Andrés se le da bastante peor disimular. Cada vez que Begoña entra en escena, no puede evitar que sus ojos la sigan. Sea quien sea con quien esté hablando, su mirada siempre busca el mismo objetivo: su cuñada.
Y el mejor ejemplo lo tuvimos en su propia boda. Se ha cansado de decirles a todos, incluida la novia, que está profundamente enamorado de María y que está seguro de que serán muy felices juntos. Pero él y nosotros sabemos lo que ha pasado en el altar. En el momento más importante de su vida, su mirada, sus pensamientos y sus deseos tenían un único destino: Begoña.
Es cierto que después recuperó la compostura y actuó como se espera que actúe un caballero, y más apellidándose De la Reina. Dijo sí, quiero; besó a la novia; repartió sonrisas en el banquete y disfrutó de su noche de bodas.
Pero por muy exultante que pareciese y por muchas veces que le diga a María (Roser Tapias) que la quiere, Andrés no puede evitar estar enamorado de Begoña.
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Por suerte, su arriesgada apuesta le ha salido muy bien y el éxito le acompaña con cada apertura nueva. Pese a todo, no guarda rencor a su madre y su relación continuó sin problemas. El chef entiende la desilusión de su madre, ya que "es una enamorada de la alta cocina".
Aunque el balance general fue muy positivo, hubo "dos personas que nos dieron la noche". La primera señalada fue Victoria Beckham. "Nos cambió todo el menú, todo a base de verduritas, además recuerdo que tenía al lado siempre un bol de caramelos de menta, agua de coco y gel hidroalcoholico", explicó.
Ante las risas de todo el equipo de El Hormiguero, que también asistió al enlace, Dani García recordó que hubo "un segundo comensal que era como un niño pequeño con las peticiones" y que nunca se olvidaría de su nombre: Pablo Motos. El chef le recomendó "crecer gastronómicamente.
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Velada espectacular
La boda religiosa de Dani García y Naroa Peñagarikano ha dejado muchas imágenes en los perfiles de los novios e invitados. Algunas muy entrañables, como el papel que jugó el perro de Peñagarikano en la ceremonia. Lito, la mascota de la novia, participó en el paseillo atrapando miradas de ternura en cada rincón. La pareja llegaba al altar envuelta en la romántica canción 'A Thousand Years', de Christina Perri.
Y, al fin, llegó el momento de saltar a la pista de baile. La pareja escogió el tema 'Vivir' de Marc Anthony para inaugurar la sesión musical. Naroa Peñagarikano optó por ponerse su segundo vestido para la fiesta, de nuevo escogió un diseño de Eder. Una propuesta, también en blanco, de corte entallado con cut out. Destacaba el bordado de cristales y un cuello halter. La fiesta también contó, como no podía ser de otro modo, con la actuación del grupo Orsai, con el novio a la batería. Como sorpressa para los invitados, se instaló un fotomatón, donde capturaron imágenes irrepetibles del momento.
El efecto Begoña
Desde la primera vez que vimos juntos a Andrés (Dani Tatay) y Begoña (Natalia Sánchez) tuvimos más que claro que su relación no era la de cuñados al uso. Es cierto que su sintonía podría hacernos pensar en una profunda amistad o incluso que su cariño fuera mucho más fraternal que el del ex militar y su propio hermano.
Pero los acontecimientos fueron confirmando lo que nuestro sexto sentido seriéfilo nos había advertido. Su conexión estaba más allá de su vínculo familiar. Begoña no veía a Andrés como el hermano de su marido y Andrés no miraba a Begoña como la mujer de su hermano.
En cada una de las secuencias que comparten vemos a un hombre y a una mujer que se simpatizan, que se entienden, que se apoyan, que se ayudan, que se quieren, que se aman.
Sin embargo, su encuentro se produjo a destiempo. A pesar de ser una mujer fuerte, valiente y bastante empoderada para la época, Begoña no lo dejará todo para salir corriendo detrás con el que, literalmente, es el hombre de sus sueños. Tal vez se lo plantearía si no fuese su cuñado, pero ese vínculo que los une es precisamente el que más los separa.
La duda está en saber si Begoña será capaz de mantener el autocontrol que se ha impuesto a sí misma. Su matrimonio con Jesús es una bomba de relojería que puede estallar por los aires en cualquier momento, bien por el insufrible carácter de él bien por la necesidad de aire fresco de ella ¿qué pasará entonces? ¿se dará una oportunidad con Andrés o será demasiado tarde? ¿llegará el día en que prioricen lo que ellos dicen sobre el qué dirán?