El marchitamiento de la felicidad plena: la muerte de la reina María de las Mercedes
El pueblo rezaba, el Alfonso XII rogaba a Dios, pero no parecía que la enfermedad de María de las Mercedes sucumbiera. Los médicos lucharon contra las fiebres tifoideas todo lo que pudieron, consiguiendo alargar unos días la vida y agonía de la dulce Reina. Sin embargo, tras cinco apasionados y felicísimos meses de matrimonio, la Reina finalmente dijo adiós a su amado para siempre (9).
Canciones y coplas para aliviar el dolor
“En este día en que, muerta Mercedes, me he quedado como un cuerpo sin alma (…) el único descanso moral es contemplar estas sierras (…) por este monasterio de San Lorenzo, los sombríos recuerdos de aquel rey, que al menos tenía la suerte de ser creyente. Él hubiera creído que yo volvería a encontrar a Mercedes en el cielo” (10).
También se oyeron coplas como:
Su carita era de Virgen,
sus manitas de marfil,
y el velo que la cubría
era un rico carmesí.
Los zapatos que llevaba
eran de rico charol
regalados por Alfonso
el día que se casó (12).
Las otras mujeres del rey Alfonso XII de España
Tras la muerte de Mercedes, es cierto que ninguna mujer se asemejó al amor que ésta le aportó a Alfonso XII. Pero sí algunas de ellas sirvieron para que volviese a sonreír. Antes de su segundo matrimonio con María Cristina Habsburgo-Lorena, el cual fue completamente sin amor (14), regresó a su vida Elena Sanz, una mujer hasta ahora desconocida para nosotros, pero que marcó la vida del Rey Alfonso XII, desde antes de conocer a su amada María de las Mercedes, y que le devolvió la ilusión.
El Rey supo de la existencia de Elena Sanz durante su «etapa de picaflor», antes de caer enamorado de su ya difunta esposa. Cuando la conoció, Elena era una cantante de ópera de 28 años, trece mayor que Alfonso. El joven príncipe de entonces quedó embelesado completamente. Pero no fue hasta la muerte de María de las Mercedes cuando Alfonso XII decidió volver a buscarla. Y tuvieron un apasionado romance.
Muchos historiadores creen que, si no fue el primero, sin duda, fue el segundo gran amor del Rey Alfonso XII. Dos meses antes de que el rey contrajese nupcias con la futura Reina María Cristina – Cánovas del Castillo, nunca se cansó de insistir al Rey en volver a casarse, tanto así, que fue él quien le buscó a “la novia ideal” -, su amante Elena dio a luz a su hijo Alfonso, quien nunca llegaría a ser reconocido por su padre, el Rey Alfonso XII. Tristemente, el amor de ambos nunca llegó a más y Elena Sanz siempre fue, únicamente, “la otra” (15).
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La verdadera relación de la reina Sofía con sus cuñadas, las infantas Pilar y Margarita y su suegra, María de las Mercedes: soledad, desprecio, celos y reconciliación
La boda (y enamoramiento) de Margot (como llaman en casa a la infanta Margarita) fue una sorpresa para su propia familia. Nadie se esperaba que la hija ciega de los condes de Barcelona pudiera aspirar a ser la protagonista del matrimonio más exitoso de los Borbones en los últimos tiempos: 50 años llevan juntos la infanta y su marido.
Tanto era el prejuicio que el padre del rey Juan Carlos tenía sobre las posibilidades maritales de su hija que al principio llegó a dudar de las intenciones de su pretendiente, un joven cardiólogo, hijo a su vez de médico, de origen plebeyo pero de buena familia y con todo el futuro por delante.
Pero mientras los demás sospechaban, los novios se confesaban su amor y hacían planes de futuro en cartas escritas en Braille (que el doctor Carlos Zurita aprendió para comunicarse con la infanta). Juntos acabaron protagonizando una boda modesta en el exilio portugués de la familia real española que unió a dos personas que se querían frente a unos testigos que se peleaban entre ellos.