La germinación del amor entre Alfonso XII y María de las Mercedes
Con lo leído anteriormente, quizá podemos suponer que en las artes amatorias Alfonso no contaba con grandes dotes. Si pensamos así, ¡nos equivocamos! El futuro Rey de España no desperdiciaba ni una sola noche para disfrutar de los placeres que le facilitaban las señoras.
«Tú serás mi Reina»
En este contexto fue cuando conoció al amor que marcaría su vida, María de las Mercedes de Orleáns, hija del duque de Montpensier. Como en la gran parte de las historias de amor, las familias se detestaban. El duque de Montpensier se había opuesto a la restauración borbónica y, evidentemente, Isabel II le había cogido cierta manía. Aun así, esto no evito que el amor entre María de las Mercedes y Alfonso XII creciese cada día más y más (5).
Para mejorar la relación entre ambas familias, durante las Navidades de 1872, la familia real decidió viajar a la residencia Montpensier, en un pueblecito francés. Allí fue donde los enamorados se vieron por primera vez, él contaba con 15 años, ella con 12. La joven era muy linda y angelical, con ojos negros expresivos y cálida y dulce voz. El enamoramiento fue a primera vista y Alfonso, completamente abducido por sus encantos, le dijo antes de volver a Madrid:
“Nada ha cambiado para mí; si soy Rey, tú serás mi Reina, y prefiero dejar de serlo, antes de que dejes de ser mi mujer” (6).
La floración del amor: ¡un bodorrio por todo lo alto! – La boda de Alfonso XII y María de las Mercedes
María de las Mercedes no solo enamoró a Alfonso XII; además, el pueblo español cayó rendidito a sus pies. Esa sencillez y lindeza consiguió que el pueblo se olvidase de los problemas por los que estaba atravesando el país en aquellos momentos. Llenó a la Nación de ilusión y esperanza. Todos parecían estar inmensamente felices con esta bonita pareja (7).
Una finca aristocrática
Sol es hija de Sonia Márquez de Baviera, hija de Tessa, y del financiero Miguel Matossian Osorio. Su abuela Tessa de Baviera además de ser prima segunda del rey Juan Carlos pertenece a la llamada ‘jet’ y cuenta con amigas íntimas como Isabel Preysler o Marisa de Borbón. Su padre tuvo una relación muy estrecha con don Juan y su madre con María de las Mercedes, quien les visitaba asiduamente, sobre todo, en su casa de la Costa Azul. La reina Victoria Eugenia o la princesa Grace de Mónaco también mantuvieron una estrecha relación con la princesa.
Para el día más importante de su vida, Sol Matossian escogió un vestido del diseñador Jorge Vázquez. Con un favorecedor escote barco, mangas abullonadas y falda con incrustaciones en forma vegetal, era el propio diseñador el que reconocía en sus redes sociales que había sido un auténtico placer trabajar con Sol. La novia destacó, además de por su belleza, por las impresionantes joyas que lucía. Una espectacular tiara de diamantes y esmeraldas en forma de flor de la que salía el velo y unos pendientes a juego que, gracias a que llevaba el pelo recogido en un clásico moño, destacaban aún más si cabe.
Ha sido precisamente esa relacion que les une con la monarquía la que ha motivado que entre los invitados a esta boda estuvieran presentes las infantas Elena y Cristina, un dato que revelaba LOC y que Vanitatis ha podido confirmar. La infanta Elena es una de las íntimas amigas de la madre de Sol, por lo que no ha querido perderse el enlace de su hija mayor.
Gonzalo de Borbón y Dampierre
Gonzalo de Borbón y Dampierre (Roma, Italia, 5 de junio de 1937 - Lausana, Suiza, 27 de mayo de 2000) fue un noble español bautizado como Gonzalo Víctor Alfonso José Bonifacio Antonio María y Todos los Santos de Borbón y Dampierre, utilizó el título de cortesía duque de Aquitania. Era hijo del infante Jaime de Borbón, duque de Segovia, y de su primera esposa, Emanuela de Dampierre. Sus abuelos paternos fueron Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, reyes de España. Los abuelos maternos, Roger de Dampierre (1892-1975), vizconde de Dampierre y duque de San Lorenzo Nuovo (pontificio), y la italiana Vittoria Ruspoli (1892-1982), de los príncipes de Poggio Suasa.
El ducado de Aquitania se encuentra en la actual República Francesa, que no reconoce títulos nobiliarios. Fue un mero título de cortesía que le otorgó su padre, sin reconocimiento en ningún país. El último titular legítimo del Ducado de Aquitania fue Javier María de Francia (el segundo hijo de Luis, Delfín de Francia), que murió en 1754 a los cinco meses de edad.