Un matrimonio frustrado, infidelidades y un divorcio muy doloroso: cómo la separación de Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo cambió para siempre la vida de la 'Duquesita'
Pincha en la foto para descubrir los romances toreros más importantes. Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera, el día de su boda. / GTRES
Duquesa de Montoro y grande de España, Eugenia Martínez de Irujo, apodada ‘la duquesita’ por la prensa del papel cuché, tenía un futuro mediático y profesional prometedor. La única mujer de los seis hijos de Cayetana Fitz-James Stuart (la duquesa de Alba), Eugenia siempre estuvo muy unida a su madre (peleas típicas mediante) y era más que habitual verlas del brazo caminando por Sevilla, Ibiza o Madrid, sus tres ciudades favoritas y en las que siempre vivieron a caballo.
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Ni Belén Corsini ni Sofía Palazuelo, la mejor boda de la Casa de Alba la protagonizó Eugenia Martínez de Irujo (y eso que estuvo a punto de no celebrarse)
Euegnia Martínez de Irujo y Fran Rivera casados a la salida de la catedral de Sevilla / gtres
La de Belén Corsini pasará a la historia como la boda «pandémica y romántica de la casa de Alba, la de Sofía Palazuelo tuvo hasta a toda una reina en la foto de familia y las tres bodas de Cayetana Fitz-James Suart, duquesa de Alba, aún siguen dando de qué hablar. Pero para el público, los fans de la prensa rosa y los seguidores de Sálvame, si hablamos de LA BODA de los Alba esa es la que protagonizaron Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera en 1998 con catedral de Sevilla, calesa, coro rociero, toreros y Mar Flores incluidos en el lote. La unión de una aristócrata y un torero descendiente de toreros nunca dio para tanto. Es hora de recordar porqué «la boda de las mantillas» es la mejor de todas. y por qué estuvo a punto de no celebrarse.
Carmen Ordóñez con su comentadísima mantilla azul. / gtres
Una boda de cuento de hadas.
El hijo de Paquirri y de Carmina Ordoñez consiguió lo que ninguno de los otros pretendientes de Eugenia había logrado: enamorar también a su suegra, la duquesa de Alba. Cayetana no podía estar más contenta con el noviazgo, pero era vox populi que era una relación de idas y venidas. Tanto es así que la pareja cortó en más de una ocasión. Sin embargo, en 1997, torero y ‘duquesita’ deciden intentarlo de verdad y el 23 de octubre de 1998 se casan por todo lo alto en la catedral de Sevilla y bajo la atenta mirada de sus más de 1.000 invitados y de España entera.
“Pedimos el mayor respeto posible a nuestra privacidad en estos momentos difíciles durante el plazo que duren los trámites de separación”, rezaba el comunicado que redactaron. Sin embargo, la prensa no tardó en destapar la infidelidad de Francisco con una atractiva aristócrata sevillana llamada Maya García Coronas. Aunque ella lo negó, el torero no tardó en disculparse públicamente con Eugenia (aunque sin especificar el porqué), pero de nada sirvió.
“Como todo el mundo sabe, las cosas no empezaron a ir bien por intromisión de terceras personas por parte de Fran, según mi hija. Yo ahí ni entro ni salgo, pero lo cierto es que Fran le pidió perdón muchas veces y ella no quiso perdonarle, de tan herida que se sentía", explicaba con su sinceridad habitual la madre de Eugenia quien seguía abogando por una reconciliación.
Fue durante este proceso de divorcio cuando Eugenia Martínez de Irujo dejó de ser un personaje público por voluntad propia. Dejó de ir a conciertos, a fiestas, dejó de conceder entrevistas… Se volcó en su hija y solo siguió colaborando, como lo hace a día de hoy, con la firma de joyería Tous. Refugiada en su papel como madre y en su trabajo, Eugenia intentó encontrar el amor repetidamente, pero naufragaba. Solo la vimos de nuevo disfrutar de una aparente normalidad mediática cuando comenzó a salir con Gonzalo Miró en 2005, pero tras varias idas y venidas cortaron de manera definitiva en 2009.
Por qué la boda de Eugenia Martínes de Irujo y Fran Rivera fue un evento social
En principio que se casara un torero y alguien con la cantidad de títulos que manejaba la familia de la duquesa de Montoro ya era por sí mismo un reclamo para los paparazzis. Pero es que aquel 23 de octubre hubo mucho más.
Para cuando «La duquesita» y el torero dieron la fecha de su enlace al mundo, ya era por todos conocido que habían compartido idilio en 1993, que ella había roto con él para unirse al Litri y que habían vuelto en 1997. La pareja se llevaba cinco años de diferencia de edad y media escala social de pormedio, pero daba igual: para cuando anunciaron su compromiso no se podía ser más folclóricos y hacer mejor pareja.
Mar Flores, la invitada más polémica de la boda de Eugenia Martínez de Irujo. / gtres
Y para los que contemplaron la boda desde sus casas comenzó el salseo. La comentadísima mantilla azul de Carmen Ordóñez (que debería haber sido blanca, negra o marfil, pero ella hizo lo que le vino en gana). La orgullosa sonrisa de Cayetano Martínez de Irujo, el por entonces hermano favorito de Eugenia, llevando a su hermana hasta el altar vestido de maestre (muy Disney todo). La tiara de Eugenia de Montijo que llevaba la novia y que su madre llevó en su propia boda. Y, lo mejor de todo, la presentación en sociedad de Mar Flores vestida de Galliano como pareja oficial de Cayetano para disgusto mayúsculo de la duquesa.
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Años más tarde el propio novio confesó que aquella boda estuvo a punto de no ser. Que la propia Carmina echó a todo el mundo de la habitación en la que estaba vistiéndose su hijo para decirle que cogiera un cohe y se fuera. «Cayetana no es el amor de tu vida y esto no va a durar», le dijo mientras prometía apechugar ella con las consecuencias. Por supuesto, Francisco Rivera, se casó. y aquello no duró, en 2002 la pareja se separó. al final el acabó protagonizando otra boda con Lourdes Montes (esta vez la de «las chisteras») y ella casándose en Las Vegas disfrazada de Marilyn Monroe, cosa que a nadie le importó porque para entonces su propia madre había decidido pasar por tercera vez por el altar en otro boda sevillana con un hombre veinte años menor que ella. Genio y figura.