Julio Robles en la famosa tarde de quites en Las Ventas junto a Ortega Cano.
Julio Robles siempre cuidó y mimó los fundamentos de la suerte de Cúchares. Fue elegante su paso por el toreo. Él lo era en la palabra, en la forma, y hasta en el vestir. Como seres humanos, todos aspiramos a ser recordados por algo. Robles lo dijo semanas antes de morir: “solo quiero que me recuerden como buen torero y buena persona. No aspiro a más”. Cumplió con creces esas dos aspiraciones vitales.
Pero tuvo muy mala suerte. Cuando había cuajado un extraordinario año de 1989, con esos triunfos rotundos en Sevilla y Madrid, el verano de 1990 lo apartó para siempre. El toreo es así de duro. Es el dolor o la gloría. Como la vida misma. Casi siempre es dolor y muy pocas veces gloria. Pero esa es su grandeza. Robles conoció las dos caras. Siempre toreó la vida igual que fundamentó su toreo, con el pecho por delante. Se jugó la vida por el todo y por la nada. Su respuesta favorita fue la que le dio a una pregunta de su sobrina: “tío, ¿por qué te juegas la vida? Y él contestó, rotundo: “niña, por el todo y por la nada”.
En una de sus últimas entrevistas en vida, concedida a Manolo Molés, le confesó que cambiaría todos los éxitos, las fincas, las tardes de gloria, por recuperar la salud. Me impresionaron sus palabras finales que me recordaron a aquel magnate Charles Foster, el “Ciudadano Kane” de Orson Wells, quien rodeado de riquezas y obras de arte, antes de morir, solo echaba de menos su trineo de niño (“Rosebaud”).
Julio Robles le dijo aquel día a Molés: “daría todo, pero todo, por volver a ser aquel chaval que, con el hatillo al hombro y una muleta bajo el brazo, recorría los caminos de Salamanca en busca de una oportunidad”. Desde hace ya 20 años, Julio Robles, el hombre, descansa en paz. Pero el torero permanece en el corazón y en la memoria de los aficionados. Eso solo lo logran los buenos toreros. Objetivo cumplido, Julio. Que la tierra te sea leve.
GALERÍA | Homenaje al torero salmantino, Julio Robles, en el aniversario de su fallecimiento
13 de enero de 2024 (14:07)

Como cada año, Salamanca ha rendido homenaje a una de sus figuras del toreo, Julio Robles, concidiendo así con el aniversario de su fallecimiento.
Un emotivo homenaje, en el que han estado presentes el alcalde Carlos García Carbayo y Javier Iglesias presidente de la Diputación de Salamanca, además de familiares y amigos del torero y multitud de vecinos y aficionados al toreo.
Amigos y familiares han depositado un centro de flores bajo la escultura conmemorativa del diestro, obra del artista Salvador Amaya, que se sitúa frente a las puertas de la Plaza de Toros de La Glorieta.
Profanación de la tumba [ editar ]
En septiembre de 2008 el Frente de Liberación Animal profanó la tumba del torero situada en Ahigal de los Aceiteros (Salamanca) con el ánimo de robar el cadáver, además de realizar varios actos vandálicos. [ 3 ] Robaron el busto de Robles y afirmaron no devolverlo hasta que «termine la masacre de toros bravos». [ 4 ] Once miembros fueron detenidos en 2011 e imputados por ésta y otras acciones violentas. [ 5 ]
- ↑ País, El (14 de agosto de 1990). «Julio Robles sufre tetraplejia». El País. ISSN1134-6582 . Consultado el 15 de octubre de 2022 .
- ↑«La Glorieta». UCTL . Consultado el 15 de octubre de 2022 .
- ↑«Unos vándalos destrozan el panteón de la tumba del torero Julio Robles». El Mundo. 5 de septiembre de 2008 . Consultado el 6 de septiembre de 2008 .
- ↑«Los profanadores de la tumba de Julio Robles pretendían desenterrar el cadáver del torero». El Mundo. 6 de septiembre de 2008 . Consultado el 6 de septiembre de 2008 .
- ↑«Detenidos los radicales que profanaron la tumba del torero Julio Robles | Castilla y León | elmundo.es». www.elmundo.es . Consultado el 15 de octubre de 2022 .
Biografía [ editar ]
Aunque nació en Fontiveros (Ávila), con pocos años de edad su padre, que era secretario, se trasladó a la localidad salmantina de La Fuente de San Esteban, donde surgió su afición al toro bravo. En su adolescencia se colaba en los mataderos del pueblo a "darle fiesta" a los becerros que luego iban a sacrificar, también se desplazaba a las múltiples tientas que había en las ganaderías de la zona, muchas veces en bicicleta.
Tomó la alternativa el 9 de julio de 1972 en la Monumental de Barcelona, siendo el padrino Diego Puerta y el testigo Paco Camino. El toro se llamaba Clarinero de Juan Mª Pérez Tabernero. La confirmación tuvo lugar en Las Ventas el 22 de mayo de 1973, por Antonio Bienvenida y Palomo Linares, con el toro Pernote de Caridad Cobaleda.
Salió por la Puerta Grande de Las Ventas en tres ocasiones 1983, 1985 y 1989.
El 13 de agosto de 1990 fue cogido gravemente por el toro Timador de la ganadería Cayetano Muñoz, en la plaza de toros de Béziers. El toro volteó dos veces al torero mientras ejecutaba una verónica, provocándole una tetraplejía. Un año antes, en la plaza de Arlés, Nimeño II había sufrido una lesión similar, aunque de mayor gravedad. [ 1 ] En 1997 Julio Robles fundó ganadería La Glorieta. [ 2 ]
Falleció el 14 de enero de 2001 en un hospital de Salamanca a la edad de 49 años, tras sufrir una peritonitis. Un año más tarde el alcalde de Salamanca colocó una estatua junto a la plaza de toros en homenaje al diestro. Fue considerado un torero de corte clásico, profundo, calidad, pureza y artista.
El torero Julio Robles en su silla de ruedas homenajeado.
Se movió esos duros años con el ánimo de volver a competir, ahora como ganadero, con aquellos toreros de su tiempo que, como él, escribieron una de las páginas más bellas de la milenaria tauromaquia como Palomo Linares, Ruiz Miguel, Paquirri, Dámaso González, Capea, Manzanares, Ortega Cano, Paco Ojeda, Esplá, Espartaco, Joselito, etc.
¿Pero qué aportó de verdad Julio Robles al toreo para permanecer en el recuerdo de los aficionados veinte años después de su muerte?
Un carrera para recordar
Julio Robles, que se había iniciado en el mundo del toro casi por igual que su paisano Pedro Moya "El Niño de la Capea", con quien tuvo una gran rivalidad en su plaza de Salamanca y en otras de España como Valladolid, Logroño, Almería o Madrid, tomó la alternativa en 1972 de manos de dos monstruos de la tauromaquia, Diego Puerta y Paco Camino.
Su capote llamaba la atención por su anchura (algunos decían que era la carpa de un circo). Creo que los aficionados recordaremos a Julio Robles por ese capote extraordinario que dio tardes inolvidables en Las Ventas madrileñas, como la de julio de 1986, con aquel tercio de quites, vibrante, que ejecutó magistralmente con un extraordinario y superior Ortega Cano. Sin olvidar aquella tarde que, como le envió en una foto a Marcial Lalanda, remató en Madrid con una media verónica rodilla en tierra. Cosechó triunfos rotundos en Madrid (tres puertas grandes) y en Sevilla.

