La Emotiva Boda del Torero Julio Robles - Un Encuentro de Amor y Tradición

Julio Robles, figura del toreo

A lo largo de su trayectoria consiguió tres Puertas Grandes en la plaza de toros de Las Ventas (1983, 1985 y 1989). El 13 de agosto de 1990, después de torear en Pamplona y en Santander, resultó gravemente herido al ser volteado por un toro de Cayetano Muñoz, de nombre ‘Timador’ en la plaza francesa de Béziers. Sufrió un traumatismo del raquis cervical entre la quinta y la sexta vértebra, que le provocó la tetraplejia.

El matador falleció el domingo 14 de enero de 2001 en la clínica de la Santísima Trinidad de Salamanca a los 49 años de edad. Había sido operado de urgencia apenas veinticuatro horas antes a causa de una perforación intestinal.

Veinte años sin Julio Robles: Su toreo y su drama perviven entre los aficionados a la tauromaquia

El torero Julio Robles.

El torero Julio Robles.

El presidente del Círculo Taurino Universitario Luis Mazzantini, Javier López-Galiacho, profesor de Derecho Civil de la URJC,escribe para elcierredigital.com una semblanza del papel del torero salmantino Julio Robles, cuando se cumple el vigésimo aniversario de su muerte. Una vida que quedó marcada cuando "Timador" lo volteó en las arenas de Beziers un 13 de agosto de 1990 dejándole parapléjico. Diez años más tarde fallecería, pero dejó en el recuerdo su toreo artista, capaz, variado y completo.

Hace 20 años murió aquejado de una peritonitis aguda el salmantino Julio Robles, torero de toreros, uno de los últimos catedráticos en tauromaquia, figura indiscutible del último tercio del siglo XX.

Pero como profesional del toreo, Julio Robles había muerto casi once años atrás, una tarde plomiza del 13 de agosto de 1990, cuando un toro de nombre “Timador”, del hierro del ganadero extremeño Cayetano Muñoz, le partió la crisma en la francesa y torera plaza de Beziers.

Al abrirse de capote, vestido de azul y oro, cuando lanceaba por el pitón izquierdo, el toro “Timador” se le coló enredándole por la ingle, volteándolo dramáticamente y, con el peso de su caída, romperle la quinta y la sexta vértebra, llevándose por delante 23 años de su extraordinario paso por el toreo tras dejarle tetrapléjico y confinado en una silla de ruedas.

Las palabras que el torero Juan Ortega pronunció llorando al tomar la decisión de romper su boda

Foto: El torero en un primer plano recogido en una de sus corridas. (CP)

En el mundo taurino, todo el mundo describe al torero Juan Ortega como un joven “muy serio”, una persona muy respetuosa, que “no habla por no molestar, es tímido y muy correcto y educadísimo. Forraba sus libros con estampas de sus ídolos taurinos, entre ellos Curro Romero”, cuentan a Vanitatis.

Un hombre de su cuadrilla subió a ver qué pasaba y se lo encontró llorando como un niño. Sus palabras eran: “¡No lo veo!, es que no lo veo…”. Fue su padre quien se encargó de comunicar la decisión tomada de forma firme aunque muy precipitadamente. Quienes lo conocen bien aseguran: “Ha sido una decisión de valentía, de asumir la autenticidad de sus sentimientos, pero se ha equivocado en la forma de gestionar los tiempos”.

El diestro descendiente de la familia de ganaderos propietarios del hierro de Jacinto Ortega: era un gran aficionado, se fue a Córdoba y estudió Ingeniería, carrera que finalizó. Los que lo conocen lo definen como una persona muy centrada y siempre responsable. Curiosamente, esta temporada taurina, que finalizó en Jaén, ha sido la que lo ha consolidado como torero.

Su mejor momento profesional coincide con uno de sus momentos personales más complicados. Un afamado crítico taurino nos comenta: “Hace dos años, su nombre empezó a sonar con fuerza y esta temporada ha conseguido la consideración y el respeto de la afición; es un gran intérprete del toreo. Es también una persona de verdad, de las que da gusto tratar”.

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El torero Julio Robles en su silla de ruedas homenajeado.

Se movió esos duros años con el ánimo de volver a competir, ahora como ganadero, con aquellos toreros de su tiempo que, como él, escribieron una de las páginas más bellas de la milenaria tauromaquia como Palomo Linares, Ruiz Miguel, Paquirri, Dámaso González, Capea, Manzanares, Ortega Cano, Paco Ojeda, Esplá, Espartaco, Joselito, etc.

¿Pero qué aportó de verdad Julio Robles al toreo para permanecer en el recuerdo de los aficionados veinte años después de su muerte?

Un carrera para recordar

Julio Robles, que se había iniciado en el mundo del toro casi por igual que su paisano Pedro Moya "El Niño de la Capea", con quien tuvo una gran rivalidad en su plaza de Salamanca y en otras de España como Valladolid, Logroño, Almería o Madrid, tomó la alternativa en 1972 de manos de dos monstruos de la tauromaquia, Diego Puerta y Paco Camino.

Su capote llamaba la atención por su anchura (algunos decían que era la carpa de un circo). Creo que los aficionados recordaremos a Julio Robles por ese capote extraordinario que dio tardes inolvidables en Las Ventas madrileñas, como la de julio de 1986, con aquel tercio de quites, vibrante, que ejecutó magistralmente con un extraordinario y superior Ortega Cano. Sin olvidar aquella tarde que, como le envió en una foto a Marcial Lalanda, remató en Madrid con una media verónica rodilla en tierra. Cosechó triunfos rotundos en Madrid (tres puertas grandes) y en Sevilla.

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