"La Boda Real de Infanta Elena y Jaime de Marichalar"

Adiós a la soltería

La despedida de solteros de la pareja fue en Los Arenales, una finca en Morón de la Frontera propiedad del conde de la Maza y de María Victoria Ybarra. Su hijo trabajaba en la Guardia Real y tenía mucha amistad con la infanta Elena, que solía acudir a montar a caballo y a disfrutar del campo. La cita era a las cuatro de la tarde y hasta allí llegaron las amistades de ambos y los herederos de las casas reinantes. En la puerta, la prensa, a la que no se le dieron facilidades. “No quiero ver a ningún periodista ni que nadie saque una foto”, fue la exigencia, que no petición, de la Infanta. La traición vino por la parte de las amistades porque las fotos de la duquesa de Lugo bailando aparecieron en la prensa. Fran Rivera y Espartaco tuvieron su novillada ante el horror de los príncipes nórdicos.

La Infanta eligió a Petro Valverde para su traje nupcial. Hasta que llegó Marichalar, este diseñador le cosía la mayoría de la ropa para sus apariciones oficiales. Después, el marido marcó sus pautas. Valverde, un hombre serio y fiel, nunca entendió la inquina que le demostró el duque consorte. El velo era el mismo que había lucido en su boda su madre, doña Sofía, y anteriormente su abuela, la reina Federica de Grecia.

Llamó la atención que, durante la ceremonia, la novia no pidiera la venia a su padre. Los nervios le jugaron una mala pasada y hubo ciertas críticas por este olvido. Aparte del 'sí, quiero', era lo único que tenía que recordar. Mientras la Reina se emocionó lo justo, el Rey tuvo que utilizar el pañuelo. La infanta Elena siempre fue su preferida y padre e hija siguen siendo un apoyo mutuo en estos tiempos de borrasca.

Divorcio mal visto en la monarquía

La reina Sofía no quería ni oír hablar del divorcio, ya que a pesar de todo, ella misma se había mantenido junto a su esposo a pesar de las infidelidades. Sin embargo, esto no impidió que el 15 de diciembre de 2009 se formalizara el 'cese de la vonvivencia' entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Fue un momento triste y complicado para la familia real.

En los años siguientes, la relación entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena se volvió tan fría como un témpano. Apenas los veíamos juntos en eventos, y quienes tuvieron la oportunidad de presenciar sus encuentros, como en la boda de los duques de Huéscar, dicen que apenas intercambiaron un apretón de manos gélido. Sin embargo, donde realmente chocaron fue en la forma de educar a sus hijos. Parece que las diferencias se hicieron evidentes.

Elena Borbón y Jaime Marichalar: el cese que terminó en divorcio

Elena de Borbón y Jaime de Marichalar, en una imagen del año 2007

La infanta Elena no se inventó lo del “cese de la convivencia conyugal”, término que acuñó la Zarzuela para, el 13 de noviembre de 2007, camuflar la separación de los entonces duques de Lugo, pero pasados 15 años, la expresión se ha convertido en un clásico. El eufemismo para moderar el impacto de la primera ruptura matrimonial en la familia real hizo fortuna y en estos años han sido muchas las separaciones que, como las de Elena de Borbón y Jaime de Marichalar, empiezan con un “cese de la convivencia conyugal” e, inevitablemente, acaban en divorcio.

La reciente separación de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ahora pendientes de ultimar los detalles de su divorcio, también se anunció como “interrupción de la relación matrimonial”. En el caso de Elena la razón de su separación fue la incompatibilidad de caracteres; en el caso de Cristina, la infidelidad de Urdangarin.

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