Exilio, vuelta de unos días a España y muerte
Con la proclamación de la victoria de los republicanos, Alfonso XIII hizo las maletas y se fue al exilio en 1931. Jamás volvió a pisar España y murió, solo, en Roma. La vida para la que había sido el amor de su vida, pero a la que le había sido infiel en tantas ocasiones, no tuvo mejores perspectivas, aunque sí tuvo la dicha, en los últimos años de su vida, de pisar suelo español aunque fuese tan solo por unas horas. Cuando lo hizo, pudo comprobar que el pueblo español sí la quería, a pesar de lo que ella siempre había percibido. Bien es cierto que en 1968 la prensa era una cosa ya perfectamente establecida y llegar al pueblo era una tarea mucho más sencilla que cuando ella había sido la fría y extranjera reina de España.
Ena falleció un año y pico después de aquel bautizo en tierras españolas, concretamente el 15 de abril de 1969. Su esposo había muerto ya en 1941. En un principio fue enterrada en la capilla del Sacre Coeur de Lausana y, reinando ya don Juan Carlos, el 25 de abril de 1985 sus restos y los de sus hijos Alfonso, Jaime y Gonzalo fueron trasladados a la Cripta Real del Panteón de los Reyes en el Monasterio de El Escorial.
Gema Lendoiro es periodista y doctoranda en Historia Moderna por la Universidad de Navarra.
Ocho de febrero de 1968. Los jóvenes príncipes Juan de Borbón y Sofía de Grecia están pletóricos. Por fin han logrado el ansiado varón, Felipe, nacido apenas unos días antes, el 30 de enero. Ese día frío se convierte en cálido por dos motivos. Uno es que la continuidad dinástica está asegurada, a pesar de que Franco todavía no se ha decidido a nombrarlo sucesor a título de rey (lo haría el 22 de julio de 1969). El segundo motivo es que la madrina del heredero del heredero es Victoria Eugenia de Battenberg, la viuda de Alfonso XIII y, por tanto, bisabuela del recién nacido. Ena, como así la llamaban cariñosamente todos, vuela a Madrid para tan feliz acontecimiento.
Las 'joyas de pasar'
El testamento de la reina, realizado seis años antes de su muerte, se refiere explícitamente a ocho piezas: "las alhajas que recibí en usufructo del Rey Don Alfonso XIII y de la misma Infanta Isabel, que son: una diadema de brillantes con tres flores de lis, el collar de chatones más grande, el collar con treinta y siete perlas grandes, un broche de brillantes del cual cuelga una perla en forma de pera llamada 'La Peregrina', un par de pendientes con un brillante grueso y brillantes alrededor, dos pulseras iguales de brillantes, cuatro hilos de perlas grandes, un broche con una perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera, todas ellas, desearía, si es posible, se adjudicase a mi hijo Don Juan, rogando a este que las transmita a mi nieto Don Juan Carlos. El resto de mis alhajas, que se repartan entre mis dos hijas".
La tiara de la flor de lis encabeza el listado y con razón: se trata de una de las más valiosas joyas de pasar. Regalo de Alfonso XIII a su esposa, esta joya de diamantes, creada por la joyería española Ansorena, representa las flores de la monarquía. Fue lucida en ocasiones muy señaladas, como la visita de estados a Argentina de la reina Letizia en el año 2017. ¿Su punto distintivo? Sus flores también se pueden llevar como broches.
La reina Letizia y el rey Felipe VI, en la entronización de Naruhito. Gtres
El collar de chatones más grandes fue otro regalo de Alfonso XIII. Compuesto de 30 diamantes con garra de platino, es otra de las joyas creadas por Ansorena. El chatón es un tipo de engaste que se caracteriza por la forma en la que se ciñe la gema a la joya. La reina, amante del diseño, fue ampliando el collar cada año hasta que tuvo que dividirlo debido a su extensión. Es una de las joyas que nunca llevó la reina Letizia.
Historia del Museo
Alfonso, al frente de una empresa inmobiliaria
Alfonso Alberto Galobart Marone Cinzano es el único hijo de Giovanna Marone Cinzano, la segunda hija de la infanta María Cristina. El bisnieto de Alfonso XIII es el vicepresidente de CBRE España, una empresa inmobiliaria. Alfonso, de 48 años, está casado con la venezolana Alejandra Kindelán, quien tiene un cargo importante en el Banco Santander. Juntos tienen tres hijos: Andrea, Alfonso y Alejandro.
Inés Ruiz de Arana, marquesa de Castromonte, tiene 43 años y es la benjamina de María Teresa Marone Cinzano, tercera hija de la infanta María Cristina, y José María Ruiz de Arana. Está licenciada en ciencias políticas por la Universidad Complutense de Madrid y tiene un máster en dirección de empresas. Actualmente, es directora de sostenibilidad de la empresa Gestamp, multinacional española especializada en el diseño, desarrollo y fabricación de componentes metálicos para la automoción. Es madre de una niña, Carla, de 3 años, con Carlos Magraner, CEO en una empresa tecnológica.
Isabel, la mediana de María Teresa y José María Ruiz de Ana, se casó con Ignacio Izuzquiza, con quien tiene dos hijos, Crista e Íñigo. La marquesa de Villamanrique posee una empresa de construcción de edificios.