Los duques de Huéscar
Ante la atenta mirada de la reina Sofía y varios cientos de invitados y bajo la batuta del confesor de su difunta abuela, Sánchez-Dalp, el 6 de octubre de 2018 contrajo matrimonio en una ceremonia emotiva y llena de detalle que terminó en una fiesta con escenario incluido hasta altas horas de la madrugada.
Un enlace que pronto recordaremos al detalle y que siguió un esquema que este sábado replicarán casi al completo su hermano pequeño y su cuñada, que no solo han contado con los mismos organizadores de boda, las manos expertas de A-Típica, sino que tendrá un catering similar servido por Ciboulette y muchos invitados comunes.
Arranca una semana grande para la Casa de Alba. Este sábado, 22 de mayo, por fin tendrá lugar una de las bodas más esperadas por la familia y también de la temporada patria: la que unirá en santo matrimonio a Carlos Fitz-James Stuart y Solís, conde de Osorno, y Belén Corsini, descendiente de la famosa y adinerada saga de empresarios. Dos fortunas que se unirán en un enlace por todo lo alto en los jardines del palacio de Liria, uno de los lugares predilectos para las bodas de esta aristocrática saga.
Mantillas y peinetas para las invitadas
Muchos fueron los invitados que aquel día asistieron a la boda. Su Alteza Imperial doña Esperanza de Orleáns-Braganza, la infanta doña Margarita acompañada de su esposo, el doctor Zurita, duques de Soria, acudieron en representación de la Casa Real española. La marquesa viuda de casa Ulloa y su hija, Adriana Torrez de Silva; Marta Chávarri, marquesa de Cubas; Rocío Jurado junto a su hermano, Amador Mohedano; lord y lady Nicholas Gordon-Lennox, embajadores de Gran Bretaña en Madrid en aquel momento; Rafael Medina, duque de Feria; la duquesa de Solferino; Naty Abascal, duquesa de feria. y un largo etcétera de personalidades que lucieron sus mejores galas.
Así fue la gran boda sevillana del duque de Alba y Matilde Solís
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Sevilla, 18 de junio de 1988. Ha llegado el día más esperado para Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo y de Matilde de Solís y Martínez Campos. Y se cumple el deseo que Cayetana de Alba había expresado tiempo atrás: que su primogénito se casara, algún día, en la catedral de Sevilla.
Asegura la crónica publicada en ¡HOLA! que aquel día el sol fue generoso y que fueron muchos los curiosos que se agolparon a lo largo del recorrido que el novio, junto a su madre y madrina, la duquesa de Alba, y la novia acompañada por su padre, el conde de la Motilla, realizaron en sendos coches de caballos.
Los novios llegaron con una gran puntualidad y entraron a una catedral repleta en la que, en lugar de la clásica marcha nupcial, sonaba Fantasía y fuga en Sol menor, de Juan Sebastian Bach para su entrada. La emotiva ceremonia, oficiada por don Manuel Solís, hermano de la novia, tuvo lugar ante el altar mayor de la catedral hispalense, un privilegio que, en el siglo XX, solo se había reservado a doña Esperanza de Orleáns-Braganza y Cayetana de Alba.