El Encuentro de Dos Almas - La Boda de Rivera y Eugenia

La historia de amor-odio de Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo: del aviso de Carmina Ordóñez en la boda a una batalla legal por su hija

Foto: Eugenia Martínez de Irujo junto a Fran Rivera el día de su boda. (EFE)

Al hablar de las parejas más mediáticas de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI es imprescindible hablar de ellos: Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo. Un noviazgo que años antes habría estado vetado por los convencionalismos clasistas, entre un torero y una aristócrata, que acaparó flashes y portadas.

Más de 20 años han pasado desde su separación. Sin embargo, las últimas declaraciones de Fran Rivera previas a su entrevista en '¡De viernes!', donde habla de su exmujer (y por las que Belén Esteban ha salido en defensa de su amiga), han hecho que el foco de la crónica social vuelva hacia ellos. Así, recordamos cómo fue la historia de amor, y sus momentos de odio, entre el hijo de Carmina Ordóñez y la hija de Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba.

Nos remontamos hasta 1992, el año en que Lady Di lloró en la Expo de Sevilla y 'mataron' a Miguel Bosé en la prensa. A sus 18 años, Francisco Rivera Ordóñez conoció a Eugenia Martínez de Irujo, de 24 años, en un tentadero. Parece que la duquesa de Montoro no tenía pensado asistir a este evento privado, pero unos amigos le insistieron y allí se vio por primera vez la futura pareja.

Lo que comenzó como una historia de amistad se fue volviendo una relación sentimental, siendo habitual en el verano de 1993 ver a Eugenia Martínez de Irujo en las plazas de toros acompañando a su novio, como reflejan las crónicas de la época en medios como la revista '¡Hola!'. Un noviazgo que dudaría dos años, ya que en 1995 la pareja rompió su relación.

A bordo de un Rolls-Royce verde

Todos los invitados coincidieron en que la ceremonia fue emotiva, muy flamenca y llena de guiños sentimentales a la tierra sevillana de los novios. Comenzó con música de cuerda, contó con la voz de Remedios Amaya y muchos de los invitados sorprendieron a Fran y Lourdes con discursos llenos de cariño: "No sabría elegir un momento sobre los demás porque todo fue muy de verdad. De hecho, creo que es la ceremonia más bonita de las que he ido en mi vida. Nosotros lo vivimos con mucho sentimiento, emocionados pero muy felices". Tana, la hija de Francisco y Eugenia Martínez de Irujo, actuó como madrina vestida con un diseño de Roberto Diz, amigo de Lourdes. El padrino fue Curro Montes, hermano pequeño de la novia.

Unas sandalias blancas de medio tacón de Pura López, que combinó con un vestido corto para el baile, también de Pronovias, y unos pendientes isabelinos de perlas y brillantes de su abuela Maripepa, como únicas joyas, redondearon el look. El ramo de la novia, creado en forma de cascada por Macarena Herrero, de Mirka Eventos, llevaba nardos, jazmines y buganvillas, "mi flor favorita" -apunta Lourdes-, y fue una réplica del que lució la abuela materna del diestro, Carmina Dominguín, el día de la boda con Antonio Ordóñez. "Para el peinado me decidí por una trenza semideshecha, muy ligera, obra de mi peluquera Carmela Domínguez, igual que el maquillaje, en tonos muy suaves. Lo que no se me pasó por la mente fue llevar las uñas pintadas de rojo. Fran las odia".

La fiesta fue otra de las protagonistas del día. "No recuerdo abrir el baile con ninguna canción especial ni mucho menos con un vals, pero sí que la fiesta se alargó hasta muy tarde y que, como además de la música que pinchó el DJ, hubo muchos artistas invitados, unos y otros se arrancaron a cantar y lo pasamos genial".

La Emoción De Carmina Ordoñez

Ellos fueron los primeros en felicitar a los novios, Eugenia hizo una genuflexión frente doña Elena y después la besó. El torero Jesulín de Ubrique asistió acompañado de una prácticamente desconocida en esos años, Belén Esteban. El enlace entre los que fueron Duques de Montoro, al que fueron 1400 convidados, fue retransmitido por TVE. Era la unión entre el planeta del toro y una gran familia de la aristocracia. Al torero se le iluminaron los ojos al ver a su futura esposa, verdaderamente atractiva en el día más feliz de su vida, y esbozó una abierta sonrisa.

Parecía una princesa medieval de cuento con su vestido de novia”, detalla nostálgica su madre en sus memorias. El vestido era un diseño de Emanuel Ungaro por el que asistieron múltiples veces a probarlo a París. Como tocado, Eugenia lucía la diadema de perlas de Eugenia de Montijo que había llevado su madre el día de su boda. Cuando Ana Rosa Quintana comentó el apunte en Sabor a ti, el colaborador Carlos García-Calvo apuntó sardónico que no deberían lucirse joyas de una mujer tan desgraciada en su matrimonio como lo fue la emperatriz Eugenia. La novia llegó en calesa a la catedral, acompañado de su hermano Cayetano, con quien sostiene una muy buena relación y que asimismo era el padrino de la boda.

La Hija De La Duquesa De Alba Se Encontraba Guardando Con Celo El Estilismo Que Había Lucido En El Evento Hasta La Actualidad

No obstante, fue sobre las doce de la mañana cuando llegó el flamante novio vestido con un chaqué impoluto al lado de su madre y madrina, Carmina Ordoñez, que lució entre los estilismos mucho más comentados de la día. En esta selección de imágenes hasta la actualidad desconocidas de aquel día, Eugenia relata el desarrollo que vivió antes de verla montada en el vehículo de caballos junto a su hermano y padrino, Cayetano Martínez de Irujo, de sendero a la catedral de Santa María de la Sede. “Gran recuerdo”, “antes y después de vestirme”, “obra de arte”, “risas” y “cariño” son solo ciertas palabras que ha utilizado la duquesa de Montoro para definir este álbum del que se encargó el fotógrafo Miguel Temprano. Instantáneas ante las que han reaccionado ciertos amigos y compañeros como Anne Igartiburu -la comunicadora rentransmitió la boda en directo para TVE- o Paz Vega, quienes han aplaudido el bonito homenaje a Ungaro. De esta forma lo vivió DIEZ MINUTOS. Para la ocasión, la gaceta editó una edición particular con 75 páginas de la que llamó \’la boda del año\’.

Eugenia sí que coronó su look nupcial hace 20 años con una de las tiaras que pertenecen a la vivienda de Alba, la de la emperatriz Eugenia de Montijo, una parte inusual formada por enormes perlas, diamantes y platino. Ahora, la duquesa de Montoro ha decidido regresar a lucirla en un reportaje fotográfico de la revista Harper’s Bazaar , un trabajo que Eugenia agradece al estilista Josie en Instagram. Curiosidades de la vida, las dos novias han acabado luciendo una y la hija de Eugenia y Francisco asimismo. Eugenia debió utilizar un postizo para que su trenza de insipiración medieval como su vestido, le llegara hasta la cintura. Pamelas al puro estilo inglés, las sandalias con plataforma y chisterafueron los looks seleccionados por todos los invitados mientras que en el enlace entre Eugenia y Francisco,la mantilla, el zapato de salón y el traje de chaqueta lo mucho más demandado.

'Sí, quiero' por segunda vez

Diez meses después, el 12 de julio de 2014, Fran y Lourdes celebraron una segunda boda, esta vez por la iglesia, en la capilla de la Esperanza de Triana de Sevilla. Lourdes optó entonces por un vestido de inspiración años 20 color rosa palo muy suave, con velo (esta vez, sí) y una cola larguísima diseñado por ella misma. "Para mí, mi verdadera boda fue la primera, donde me sentí casada de verdad. Aunque la religiosa también la viví con mucha emoción". Fran no pudo tenerlo más claro cuando, recién casado, declaró: "Prometerle a Lourdes amor eterno en ese altar, frente a mi Cristo y mi Virgen, ha sido lo más. Algo muy serio. Triana es mi casa". Juntos han tenido dos hijos y, a un paso de celebrar sus diez años de casados, siguen tan enamorados como aquel día de verano.

La diseñadora Lourdes Montes y el torero Francisco Rivera se conocieron, a través de amigos comunes, en una caseta de la Feria de Abril de 2011 entre rebujitos y platos de jamón ibérico. "No fue un flechazo inmediato, al menos por mi parte. De hecho, Fran tuvo que insistir mucho y tardó tres meses en convencerme de que empezara a hacerle caso. Yo no me fiaba mucho, la verdad. Después no pude estar más convencida de mi relación con él".

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