El enlace de ensueño - La boda de Isabel Preysler y Julio Iglesias

Julio Iglesias y Chábeli.

La nota de prensa estaba ya redactada: “Pese a los pronósticos, Chábeli se adelantó casi dos mes a la fecha prevista debido a una afección nefrítica que sufrió Isabel cuando pasaba unos días en la aristocrática ciudad portuguesa de Estoril mientras Julio estaba cantando en Albacete”. Pero aunque ésta fue la versión oficial, no faltó quien hizo cálculos y no le cuadró. E hiló este hecho con la precipitación con que se celebró la boda y las sospechas de la propia madre de Julio, Charo de la Cueva, que supuso cuando supo la noticia de la boda que la cigüeña estaba ya en camino.

De ahí el viaje a Portugal para dar a luz y evitar comentarios. El bautizo sí que, sin embargo, se celebró días después en Madrid. Los padrinos fueron la hermana mayor de Isabel, Victoria Preysler Arrastia, que reside habitualmente fuera de España, y el hermano del cantante, Carlos Iglesias de la Cueva. El nacimiento no impidió que Isabel siguiera acompañando a Julio Iglesias en sus giras, aun llevando a Chábeli en brazos.

Comienzan los problemas entre Preysler e Iglesias

Cuentan sus amigas que Isabel aguantaba todo aquello sin una queja aunque el cansancio y el hastío ya habían aparecido en su relación con el célebre cantante, un hombre que había relevado la vida de casado por la vida de artista, dedicando a su familia un tiempo que, a todas luces, no era suficiente. Las numerosas fans que rodeaban a su marido, los incontables idilios reales e inventados que se le atribuían, la reputación de donjuán, los reportajes de atleta sexual en las revistas, etc., iban minando cada vez más la relación de la pareja.

Isabel, sin apenas familia en España, se iba encontrando cada vez más sola. E iba tomando poco a poco conciencia del progresivo alejamiento de su marido. Por entonces, el matrimonio ya había comprado una casa en la urbanización Guadalmar (Torremolinos), valorada en unos 25 millones de pesetas, donde iban a pasar las vacaciones. Por entonces, Isabel ya era un personaje popular y todos la conocían. Pero su felicidad era incompleta pues las continuas ausencias de su marido cada día le pesaban más.

Chábeli.

Una niña que con el tiempo se ha convertido en la fotocopia más perfecta de su madre. “Cuando nació Chábeli -cuenta Isabel-, tardé un día en encontrar a Julio para comunicárselo. Tardó otro día en llegar a Estoril, donde nació la niña, y luego sólo pudo estar con nosotras media hora”. Como indica Isabel Preysler, su primera hija nació en un hospital de Cascais, una localidad cercana a Estoril. Había que buscar un lugar seguro fuera de España alejado del mundanal ruido y de los posibles comentarios difamatorios.

La coartada debería ser lo más coherente posible. Por entonces, no era fácil viajar de un lugar a otro con rapidez ni siquiera al país vecino. Nadie podía dudar de que la niña era sietemesina y que se había adelantado dos meses a la fecha prevista, aunque había nacido con tres kilos y trescientos gramos de peso. Había que preservar la carrera musical de Julio Iglesias que estaba por encima de todo. Máxime siendo un ídolo musical en un régimen franquista conservador y católico al cien por cien. Nadie de la prensa debería dudar de ello. Todo estaba controlado y con los periodistas amigos más aún.

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