La emoción del pueblo heleno ante la boda de su ‘más querida princesa’
Atenas amaneció con aire de fiesta. A las ocho de la mañana, una salva de cinco cañonazos anunció el “solemne enlace matrimonial de Su Alteza Real el infante don Juan Carlos, príncipe de Asturias”, pero “era el rumor expectante de la multitud”, agolpada ante la iglesia de San Dionisio, la que de verdad anunció la llegada de los personajes importantes, como bien rezaba la crónica realizada por José María Bayona desde la ciudad para ¡HOLA!.
“Precedido por un oficial de seis clarines a caballo, llega el primer coche oficial, en el que vienen la reina Federica y el conde de Barcelona. Les escolta un oficial a caballo, llevando el estandarte de la reina. En el segundo coche real viaja la condesa de Barcelona y el príncipe Juan Carlos, seguidos de un oficial y seis jinetes”. Don Juan Carlos es recibido entre vítores y aplausos; y, tras él, aparece la princesa Sofía junto a su padre, el rey Pablo, escoltados a caballo por el ayudante de campo del monarca y el príncipe Constantino. Entonces “el entusiasmo del público se desborda, ahí está su más querida princesa. ‘¡Amaxa, amaxa!’ se oye. Los españoles aplauden”. Y la joven entra en el templo, adornado con miles de claveles rojos y amarillos, para dar el primer ‘sí, quiero’, en una ceremonia católica, a su prometido.
Los tres ‘sí, quiero’ de don Juan Carlos y doña Sofía
Don Juan Carlos y doña Sofía dieron el ‘sí, quiero’ tres veces. La primera, en una ceremonia religiosa en la iglesia de San Dionisio; la segunda, por el rito ortodoxo, en la catedral de Santa Asunción; y la tercera, por lo civil.
Tras esta boda para la historia, los príncipes decidieron instalarse en nuestro país. El 22 de noviembre de 1975, don Juan Carlos de Borbón y Borbón sería proclamado Rey de España.
Ni el rey Juan Carlos ni la reina Sofía estaba enamorados
A través de su blog en la revista 'Lecturas', la periodista desvela cómo, poco antes de la boda con la reina Sofía, Juan Carlos pasó una apasionada noche con la condesa Olghina de Robilart, con quien mantenía un romance, y a quien desveló sus planes de boda con una mujer a la que no amaba: “Me obliga mi padre, hay que tener hijos para continuar la dinastía… Ni siquiera sabía si me tenía que casar con Irene o Sofía”.
Pero, según Eyre, la condesa no era la única mujer en la vida del Juan Carlos. Por entonces, “su novia oficial” era la princesa italiana María Gabriela de Saboya: “Juanito la amaba y la llamó días antes de la petición de mano a Sofía: ‘No la quiero… Si tú me dices ven, lo dejo todo… Piénsalo, por favor’”.
De sobra es conocido que finalmente, Juan Carlos se comprometió con Sofía. Algo que según desvela Eyre ocurrió, porque Don Juan interceptó el mensaje de María Gabriela de Saboya pidiéndole que no se casara.
Eso sí, según la periodista, casarse con Juan Carlos tampoco estaba en los planes de doña Sofía: “Tampoco estaba enamorada de Juan Carlos, al contrario de lo que siempre se nos ha hecho creer. Enamorada había estado del duque de Kent, primo de la reina de Inglaterra. Y, cuando este se hizo novio de otra chica, su ambiciosa madre, la reina Federica, había intentado emparejarla con el príncipe Harald de Noruega”.