Las parejas de hecho, fuera del Estatuto de Trabajadores
También quedan en manos de los gobiernos autonómicos otros derechos que a los cónyuges sí se les aplica. Consultada por los derechos médicos, Lara Gago explica que la ley que regula a nivel nacional los derechos del paciente es del año 2002 y aún no refleja a las parejas de hecho. Por ello, hay regiones como Canarias que poseen una ley específica sobre el tema, pero en otras como Castilla y León no, y "hay que estar a las normas nacionales".
No obstante, recuerda que a la hora de cursar un ingreso hospitalario "al propio centro médico se le puede indicar la persona que tomará las decisiones" clínicas, independientemente del parentesco y con la autorización previa del paciente.
Mientras tanto, en cuanto a derechos laborales, el Estatuto de los Trabajadores "no habla de parejas de hecho". "Pese a las reformas que se le han ido realizando, esto no ha sido, al parecer, importante", indica Gago. Frente a esto, los convenios colectivos más recientes ya sí que "equiparan de forma idéntica a las parejas de hecho y a los matrimonios teniendo los mismos derechos laborales".
Así, la abogada pone como ejemplo el permiso de 15 días tras la unión de la pareja, antes solo reservado a las casadas. Este último punto, que iba a incluirse en la paralizada ley de familias, ha sido aprobada mediante decreto este mismo martes por el Gobierno en Consejo de Ministros.
El decreto también ha ampliado la adaptación de jornada de las personas con dependientes a cargo para aquellos que acrediten deberes de cuidado respecto de los hijos mayores de 12 años, el cónyuge o pareja de hecho, familiares por consanguinidad hasta el segundo grado u otras personas dependientes cuando convivan en el mismo domicilio.
Fiscalidad, requisitos o derechos laborales: ¿cuáles son las diferencias entre el matrimonio y las parejas de hecho?
Vestirse de blanco y darse el 'sí quiero' nunca fue una prioridad para Nuria. Desde pequeña, lo consideró un mero acto simbólico demasiado tradicional y unas simples "firmas en un papel". "No creo que sea necesario casarse para demostrar que se está comprometida en tu relación", opina. Sin embargo, a sus 32 años y tras ocho de relación, empezó a replantearse si dar el paso. En la mesa tenían dos opciones: casarse o ser pareja de hecho.
"Empezamos a hablar y hablar sobre qué era mejor. Solo sabíamos que no queríamos celebraciones pomposas con mucha gente, no va con nosotros hacer esas cosas", explica a RTVE.es. Tanto ella como su novio, Carlos, no querían oficializar su relación por la simple necesidad de superar "etapas románticas", sino por demostrar ante la ley que la persona con la que llevan tanto tiempo es ya, al fin y al cabo, su familia para poder contar con ciertas garantías y derechos que no estaban recibiendo, como algunos permisos laborales.
Tras mucho meditar, optaron por ser pareja de hecho porque les daba "lo que buscaban", pero "sin acercarnos al concepto ese de 'Matrimonio' en mayúsculas, que nos echaba un poco para atrás", dice Nuria, que sentía que era un paso "muy conservador". Pero antes de decidirse, ante ellos se abrió un escenario con muchas más aristas de lo que pensaban y muchos temas que plantear.
¿Cuál es la diferencia entre un matrimonio y una pareja de hecho?
En el contexto de Psicología:
La diferencia entre un matrimonio y una pareja de hecho radica principalmente en el vínculo legal y social que los define.
Matrimonio: Se trata de una unión formalizada y reconocida legalmente ante el Estado. Está regido por un conjunto de normas y leyes que establecen derechos y obligaciones para ambas partes involucradas. Además, el matrimonio suele ser reconocido y aceptado socialmente de manera más amplia que otras formas de relación.
Pareja de hecho: Es una unión de pareja que no requiere del matrimonio civil o religioso para ser reconocida. Suele ser un acuerdo consensuado entre las personas involucradas, y puede variar en términos de compromisos y responsabilidades compartidas. Sin embargo, a diferencia del matrimonio, la pareja de hecho puede no tener el mismo reconocimiento legal y social en todos los países y contextos.
Es importante tener en cuenta que, desde la perspectiva psicológica, no existe una diferencia fundamental en términos de la calidad de la relación o la felicidad de las personas involucradas, sea cual sea la forma en que se hayan comprometido. Lo que realmente importa es la capacidad de comunicación, el respeto mutuo y la satisfacción emocional que se experimente en la relación, independientemente de su estatus legal o social.