Ideas de discurso de boda según tu papel en la ceremonia
¿Vas a una boda muy cercana? ¿Quieres leer el mejor discurso de boda porque la persona en cuestión es muy importante para ti? ¿Quizás eres uno de los dos protagonistas del día?
El discurso del novio
Lo normal es que tu discurso vaya después del del padre de la novia/o, por eso, lo más recomendable es iniciar tu discurso dedicando unas palabras a responder lo que él haya dicho. Siempre de forma ingeniosa pero con respeto.
Después puedes incluir a la familia de la novia/o, luego a tu propia familia y por último al/a la que desde ese momento será tu mujer o tu marido.
Aquí es donde debes dejar fluir tus sentimientos, recuerda todo aquello que te enamora de él o de ella y lo feliz que eres de contraer matrimonio.
Embellece con un poco de nostalgia y sentimentalismo, habla de las “pequeñas cosas” y hazle sentir especial.
Te dejo unos poemas muy inspiradores.
“Mi madre es un poema de blanca cabellera,
que tiene a flor de labios un gesto de perdón.
Cuando tras larga ausencia regreso ella me espera,
me abraza como a un niño, me besa con pasión.
Mi madre es pequeñita igual que una violeta,
lo dulce está en su alma, el llanto en el adiós.
Es dueña de mis sueños, aunque no soy poeta,
los versos a mi madre me los inspira Dios.
Que linda que es mi madre, que suerte es tenerla y
que dichoso al verla feliz en el hogar
Radiante de alegría al lado de sus hijos”.
El discurso del padrino
Qué bonito que te elijan como padrino de bodas. Sorpréndeles con un discurso hipnótico, adorable, con chispa y cargado de amor. Ahí es poco.
Lectura del libro del Sirácide (Eclesiástico 26, 1-4.13-16)
Dichoso el marido de una mujer buena;
se doblarán los años de su vida.
La mujer hacendosa hace prosperar al marido,
él cumplirá sus días en paz.
Mujer buena es buen partido
que recibe el que teme al Señor;
sea rico o pobre, estará contento
y tendrá cara alegre en toda sazón.
Mujer hermosa deleita al marido,
mujer prudente lo robustece;
mujer discreta es don del Señor:
no se paga un ánimo instruido;
mujer modesta duplica su encanto:
no hay belleza que pague un ánimo casto.
El sol brilla en el cielo del Señor,
la mujer bella, en su casa bien arreglada.
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia; pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.
Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuando pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.
Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio. Palabra de Dios.