La muerte del hijo
Edu moría con 38 años, un duro golpe sobre el que su madre escribía en la despedida que le dedicó en 'El Mundo'. Recordaba que el pequeño "estuvo su primer mes y medio de vida dormido, sin despertar, sin succionar como lo hubiera hecho otro bebé”. Pese al miedo que supuso conocer el diagnóstico, escribía Barceló, “todo pasa a un último plano. Era nuestro bebé y todos los que vivimos cerca de él le queríamos, cada uno a su manera”. Y así terminaba: “Nos va a dejar un vacío enorme a todos los que le hemos conocido de cerca, pero sé que desde donde esté nos va a ayudar. ¡Adiós a mi bebé!”.
La familia ha tenido que superar el golpe, aunque la vida tampoco se lo ha puesto fácil. En 2015, Zaplana debía alejarse de la vida pública al ser diagnosticado de leucemia. Fue intervenido ese mismo año en el Hospital La Fe, de Valencia, donde siguió el tratamiento. Dos años más tarde pudo volver a su vida ‘normal’.
Caso Erial, mordidas y paraísos fiscales
La causa afronta su fase final casi seis años después de la detención de Zaplana (el 22 de mayo de 2018), que estuvo en prisión preventiva hasta el 7 de febrero de 2019. El juez le dejó en libertad por consejo de los médicos que le tratan el cáncer que padece.
La Fiscalía Anticorrupción reclama una condena de 19 años de cárcel para Eduardo Zaplana como máximo responsable de una supuesta trama de comisiones ilícitas y blanqueo de capitales que se inició con la privatización de las estaciones de ITV valencianas y las concesiones de parques eólicos.
El Ministerio Público pide el decomiso de 20,6 millones de euros, cantidad de la que supuestamente se apropiaron tanto Zaplana como otros 14 procesados, en una operativa de mordidas que se desviaron a paraísos fiscales. Entre los delitos que describe el fiscal en su calificación están los de organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho, prevaricación y falsedad documental.
El yerno, en entredicho
Entre disgustos ha habido también momentos de alegría. Barceló vivió con especial felicidad la boda de su hija María. Se casó en 2013 con uno de los miembros de la high madrileña: Luis Iglesias Rodríguez-Viñas, un empresario educado en Eton (el mismo colegio de la realeza británica) con quien ha tenido una hija. La boda se celebró en petit comité en Horcher, en el elegante Madrid de los Jerónimos, e hizo las delicias de la familia.
Pero las finanzas de Iglesias se vieron enturbiadas cuando su socio y amigo, Oleguer Pujol, fue imputado. Sí, Oleguer Pujol, hijo de Jordi Pujol y Marta Ferrusola. Un caso en el que Iglesias está siendo investigado y del que la hija de Zaplana quiso desvincularse. Así, en diciembre de 2014, María Zaplana emitía un comunicado para defenderse de las informaciones en las que se decía que había sido imputada por el juez Pedraz. Nada de ello era cierto, según dijo, y su régimen de separación de bienes hacía imposible que se la relacionara con cualquier tipo de supuesta irregularidad que pudiera haber cometido su marido.
Desmontar a Belhot
Desmontar el testimonio de su supuesto testaferro y principal testigo de la Fiscalía Anticorrupción, el uruguayo Fernando Belhot, centrará gran parte de los esfuerzos de la defensa del expresidente valenciano en el juicio.
La defensa de Zaplana niega esta acusación y afirma que el dinero investigado y retenido por la Justicia española no era suyo.
El exministro ha denunciado estos años que Belhot llegó a un acuerdo con Anticorrupción y "de repente un imputado pasa a ser un testigo" y se "regalan impunidades".
A partir de ese momento, Belhot cambió su testimonio y dijo que Zaplana estaba detrás de todo, pero sin concretar más allá.
En el caso Erial, cuya instrucción finalizó el pasado mes de octubre, están investigadas veinte personas, entre ellas los expresidentes de la Generalitat Eduardo Zaplana y José Luis Olivas y la familia del fallecido expresidente de las Cortes Valencianas, exvicepresidente valenciano y exdirector general de la Policía, Juan Cotino.
Además, entre los acusados aparecen colaboradores de Zaplana y empresarios. La Fiscalía Anticorrupción reclama una condena de 19 años de prisión para Zaplana como máximo responsable de una supuesta trama de comisiones ilícitas y blanqueo de capitales que se inició con la privatización de las estaciones de ITV valencianas.
En su escrito de acusación, el Ministerio Público pide el decomiso de 20,6 millones de euros -de los cuales 6,7 ya han sido transferidos a la oficina de recuperación de activos ORGA-, cantidad de la que supuestamente se apropiaron tanto Zaplana como otros catorce procesados.
No hay tregua
Además, María Zaplana recordaba: “Trabajo como asesora en la Secretaría de Estado de Turismo, como ya se ha publicado, estando en estos momentos de baja por permiso de maternidad. Todo esto estaré encantada de poder comunicarlo personalmente a quién lo desee y por supuesto al juez Pedraz o a la Fiscalía si para ello en algún momento fuera requerida”, tal y como publicó Europa Press.
Parecía que el aire volvía a ser limpio para la familia Zaplana Barceló. María, ya recuperada del golpe judicial, Rosa, la otra hija, que trabaja en Gabinetes Estratégicos, en Madrid, y el bello recuerdo de Edu para guardar en la memoria. Pero la detención del expresidente valenciano y exministro ha vuelto a romper la tranquilidad de una familia que nunca ha podido bajar la guardia. La tristeza no tiene fin, la felicidad, sí, dice la canción.
“Rosa tenía 15 años y yo 16. Nos conocimos en una cafetería de Benidorm. Creo que ese día ya me enamoré. Nos casamos en 1981. Tengo que agradecer su paciencia y la manera de adaptar la familia a la vida de un político, algo que no siempre es fácil”. Estas palabras de Eduardo Zaplana, exministro del Gobierno de Aznar, ahora detenido por supuestos delitos económicos, cobran más fuerza todavía en estos momentos.
