Tamara Falcó e Íñigo Onieva ya son marido y mujer: su emotivo y romántico 'sí, quiero'
Pasadas las siete y media de la tarde, cuando el sol comenzaba a caer sobre el Palacio de El Rincón, residencia de reyes y última morada de Carlos Falcó situada en la localidad madrileña de Aldea del Fresno, ha dado comienzo la boda más esperada y exclusiva del año, la de Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Una ceremonia romántica y muy emotiva que ha sido oficiada por el padre Cruz, guía espiritual de la marquesa de Griñón, y a la que han asistido 400 invitados, testigos del ‘sí, quiero’ de la pareja, que ha intercambiado sus votos mirándose a los ojos, con las manos entrelazadas y la misma ilusión con la que planearon su boda.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva en la pedida de mano
Los novios, que llegaban muy emocionados a la finca cada uno a bordo de su vehículo KIA híbrido enchufable horas antes de la celebración, han sellado la promesa de amor que se hicieron en septiembre y corroboraron con su pedida de mano en el mes de abril.
La ceremonia ha tenido lugar al aire libre, en uno de los patios más amplios de la finca y decorado con mucho esmero con las flores favoritas de Tamara. Todo el mundo permanecía expectante ante un momento tan mágico como ha sido la llegada de la novia, que ha abandonado a las 19:45 horas la habitación de "tía Paloma", donde se ha vestido, seguida de Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera, directa rumbo al altar del brazo de su hermano mayor y padrino Manuel Falcó, y rodeada de dos pajes de excepción, sus sobrinos, los hijos de Ana Boyer Miguel, de cuatro años, y Mateo, de dos, que no ha dejado de jugar con las arras que los novios intercambiarían instantes después.
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La luz de los drones
Los momentos de cine no terminaron aquí. De improviso, se apagaron las luces y se mantuvo una total oscuridad en los jardines de palacio durante unos largos instantes que generaron cierta incertidumbre entre los invitados. Entonces, comenzó a sonar la canción A Sky Full of Stars, de Coldplay, y la mirada de todos se dirigió al cielo de El Rincón, que se iluminaba de repente. En la oscuridad de la noche, aparecían 200 drones creando a todo color diferentes formas —desde un corazón hasta el propio palacio—-, las iniciales ‘TF’ e ‘IO’ —Tamara Falcó e Íñigo Onieva— y un claro mensaje, Love is in the air, la canción disco que popularizó el australiano John Paul Young en 1977, que puso fin al espectáculo amenizado con una selección musical. Era el romántico regalo que Íñigo quiso hacer a su ya esposa, con el título de ‘Nosotros’.
Íñigo sorprendió a Tamara con un espectáculo en el cielo en el que 200 drones crearon, a todo color, distintas formas: desde un corazón hasta el propio palacio de El Rincón, incluidas las iniciales de la pareja
Un espectáculo mágico y de última tecnología que confió a la empresa UMILES Drone Light Show, conocida por su aparición en El hormiguero y en otros medios de comunicación. “Quería un desarrollo creativo, que fuera una combinación de figuras geométricas y que, por otro lado, contase parte de su historia”, nos cuentan Antonio Hervás, senior digital marketing manager, y Ernesto Albacete, director comercial. Se trataba de un show completamente personalizado en el que Íñigo se involucró durante todo el proceso creativo —más de tres meses de preparación— porque quería el factor sorpresa en un momento muy concreto y que Tamara (también los invitados) no olvidara jamás el efecto del espectáculo audiovisual. Luces en el cielo y música —también elegida por el novio— en palacio.
El traje de Íñigo Onieva: un chaqué clásico con cambio de camisa de Mario Zafra
Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casan tras muchos meses de contratiempos, escollos, problemas. La boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva ha estado plagada de piedras en el camino desde que se prometieron: infidelidades, problemas de salud, robo de joyas. Es una boda llena de sobresaltos que se ha ganado el nombre de "gafada", según celebs como el Maestro Joao o Isabelle Junot.
El primer problema llegó el día de la pedida, cuando un video de Iñigo Onieva besando a otra mujer salía a la luz horas antes de anunciar su compromiso. Entonces supimos cómo medía el tiempo Tamara: "Me da igual si han sido seis segundos o un segundo en el metaverso. Aquí se acaba todo", dijo entonces. Pero en enero se obraba el milagro. Íñigo hizo propósito de enmienda y Tamara le dio una segunda oportunidad. Se reactivaba la boda, pero tuvieron que cambiar la fecha: querían el 17 de junio, pero ese día la prima de la novia, Isabelle Junot, salía de cuentas de su embarazo y la pospusieron al sábado 8 de julio.
Y luego llegó el lío del vestido. Tamara Falcó. Tanto estrés pasaba factura a la marquesa de Griñón. Se hizo un esguince de tobillo yendo a trabajar y echó unos kilos que ha tenido que eliminar en un tratamiento intensivo en una prestigiosa clínica. Tampoco pueden coronar su boda con una traca de fuegos artificiales como querían por riesgo de incendio. Y mientras tanto, no paran de salir titulares que apuntan a una nueva infidelidad de Íñigo. El remate ha sido el robo de película de joyas valoradas en dos millones que iban destinadas a invitados del enlace. A pesar de todos los malos augurios, Tamara e Iñigo se han dado el 'sí, quiero'.