La difícil relación con su padre
Según relató el catalán en el Chester de Risto Mejide, su padre comenzó a trabajar muy duro desde que tenía 12 años.
Esta circunstancia, acompañada a tener que sacar adelante a una familia con 6 hijos, provocó una frustración en él que se vio repercutida en su relación familiar: "Mi padre tenía una serie de frustraciones. Unas expectativas que no pudo cumplir y pasó sus últimos años enfadado un poco con la vida", contaba el prestigioso chef.
Por esta razón, el padre de Jordi siempre se mostró como una persona dura, distante, fría y con especial tendencia a enfadarse: "Yo soy de silicona. Tengo la misma enfermedad que mi padre. No saber sentir. Nunca me dijo te quiero ni yo a él", confesó.
Jordi Cruz puso todos sus esfuerzos en mejorar la relación con su padre y conseguir su aceptación. No obstante, no fue hasta que su progenitor contrajo una dura enfermedad, que el chef consiguió cerrar el círculo vicioso de peleas entre ambos.
Tanto es así, que Jordi ha admitido que incluso rezabapara poder decirle un "te quiero" a su padre antes de morir.
"El día que murió de alzheimer, pude mirar a esos ojos en los que no había nada y entonces pude decirle 'te quiero a mi padre", confesaba mientras recordaba cómo había sido uno de los momentos más duros de su vida.
No obstante, que tuviesen una difícil relación no implicaba que no estuviese orgulloso de él. De hecho, el padre de Jordi elaboró durante varios años un álbum donde iba colocando los recortes de prensa en los que se mencionaba a su hijo. Un detalle que emociona enormemente al catalán.
Todo sobre Sophie et Voilà: Tamara Falcó les ha encargado su vestido de novia. ¿Por qué?

Desde que se supo que Tamara Falcó se casa con un vestido de la firma española Sophie et Voilà, la expectación por ver su trabajo crece a medida que se acerca la boda. Todos quieren saber cómo será el vestido de novia de la marquesa de Griñón, pero ya se sabe que será el secreto mejor guardado. La firma, capitaneada por Sofía Arribas y Saioa Goitia, lleva años trabajando el sector nupcial y son habituales de la Barcelona Bridal Fashion Week. Su pequeño backstage está lleno a la bandera y la prensa de moda y del corazon intenta averiguar algo. Lo positivo de Tamara es que genera interés y esto beneficia a esta firma, porque hasta ahora era más conocida fuera que dentro de España. "El 75% de las ventas son fuera, sobre todo mercado americano, japonés, chino y coreano. En España se queda en un 24%", dice Sofía sobre una empresa que hacen 10.000 vestidos al año, de ellos 200 son a medida y el de Tamara es solo uno más.
El desconocido pasado de Jordi Cruz
Poco a poco y con el paso del tiempo, ese Jordi Cruz, tímido y con poca seguridad en sí mismo, comenzó a enlazar un lío tras otro y alguna que otra anécdota. Tal y como le contó a Risto enChester, llegó a robar a su propia madre. "Un día le cogí dinero a mi madre, 10.000 pesetas, y compré chucherías para toda la clase", comentó con humor.
Además, confesó que en otra ocasión él y su hermano incendiaron un campo. Lo cierto es que, a pesar de todo, pasó de ser "un presunto delincuente" a tener una estrella Michelín. Así lo recordaba en otra ocasión viendo su evolución en la vida y después de llegar incluso a ser detenido por el robo de unos neumáticos.
Ahora bien, ¿Cómo comenzó su pasión por la cocina?
Sobre sus inicios entre los fogones, el catalán responsabiliza a su madre de sus primeras andaduras culinarias. De hecho, tal y como contó en la entrevista con Risto, la matriarca de los Cruz Mas, Roser Mas, se encontraba indispuesta y fuel el propio Jordi quien la relevó en la cocina.
De acuerdo con el cocinero, a pesar de que de pequeño era "malo en todo", se dio cuenta de que la cocina era su gran talento: " Me di cuenta que para la cocina sí que tenía talento y decidí focalizar todo lo que tenía en esa disciplina".
Vestidos desmontables
La colección es una belleza, de forma y de estilo. La lluvia es la fuente de inspiración y el punto de partida de una propuesta rotunda, con un claro acento arquitectónico, pero siempre femenina y elegantísima. "Hay muchos vestidos desmontables, para tener un primer momento Lady Di y luego otro más familiar, abrazando a los hermanos o sobrinos". Sofía presume de la versatilidad de los vestidos, que ofrecen varias versiones, pero también de la honestidad con la que están hechos. Hay plumas, pero solo porque se han recogido del suelo; hay corsés, pero no son incómodos ni oprimen; hay pedrería, algo que no suelen utilizar, pero aplicada de forma muy sutil.
La paleta de color también va muy pensada y varía tímidamente del champagne al blanco impoluto. "El tono champagne nos lo piden más para el segundo vestido. Aquí somos más de blanco roto, pero la clienta asiática quiere blanco absoluto, y volúmenes". Y los vemos, pero sin traicionar el espíritu de la casa. "Jugamos con el tul y lo colocamos en sitios inesperados", revela. Vemos largos, muy largos, y otros midi que contrastan con los vestidos cortos, algunos con claras referencias a los años 60. Está también el sastre clásico en blanco, y una versión sin mangas y falda de tul.
