El abogado de la familia de Edwin Arrieta: "Si el fiscal pide la pena capital para Daniel Sancho, nos adheriremos a ella"
"No somos nosotros los que vamos a pedir la pena a imponer (a Daniel Sancho), nos ajustaremos a lo que pida el fiscal. Nadie conoce más el código penal tailandés que la fiscalía de este país. Si se solicita la pena capital, nos adheriremos, aunque no creo que se aplicara, porque lleva años sin hacerse". Juan Gonzalo Ospina, letrado que representa en España a la familia de Edwin Arrieta, el médico colombiano presuntamente asesinado por el joven español Daniel Sancho, ha anunciado esa decisión tras una visita a Tailandia que el propio letrado define como de "control" de cara al juicio que se iniciará el próximo 9 de abril.
"La familia de Edwin, ya se ha dicho, son personas católicas, pero su disposición es la de ajustarse a las leyes tailandesas", ampliaba minutos después, desde Colombia, la abogada Adriana Behaine, partícipe también en la rueda de prensa conjunta de los letrados que ejercen la acusación contra Sancho.
El abogado español se ha reunido con el consulado de Colombia y con la Fiscalía de cara al juicio. "Hemos venido a Tailandia porque no queríamos sorpresas antes del procedimiento. Queríamos coordinar y revisar que la acusación estaba bien trabajada y que se tenía claro el interrogatorio que iba a realizarse a los testigos. Quienes desarrollan la defensa son los abogados que se han seleccionado para ello. Nosotros estamos a título particular y venimos en calidad de apoyo", matizaba Ospina.
La otra gran boda del fin de semana: la de José Antonio Primo de Rivera y Cris Blázquez
Este sábado, Sevilla se vestía de largo para asistir a la boda de Alejandra Ruiz Rato, primogénita de Espartaco y Patricia Rato, en su finca a las afueras de la capital hispalense. Un enlace esperado y organizado con mimo que durante las últimas semanas ha tenido que terminar de adaptarse a las restricciones que por fin finalizaban al día siguiente.
Protagonista indiscutible de la jornada, esta no fue la única boda con solera de la ciudad. A pocos kilómetros, José Antonio Primo de Rivera Cano y su novia, Cristina Blázquez, entonaban bien alto el ‘sí, quiero’ en la Real Parroquia de Santa María Magdalena, tal y como han confirmado a Vanitatis algunos invitados.
Una boda de mañana que también tuvo que adaptarse a las restricciones derivadas de la pandemia, que no impidieron, sin embargo, que los novios se rodeasen de las personas más importantes de su vida en su gran día. Unas 70 personas entre las que se encontraban las conocidas influencers María Fernández-Rubíes y Lucía Bárcena, que, vestidas las dos por su amigo Jorge Redondo (Redondo Brand), se convirtieron en dos fabulosas reporteras del enlace.
Marco Juncadella Hohenlohe, novio de Lucía Bárcena, es íntimo amigo de José Antonio, mientras que María Fernández-Rubíes es una de las mejores amigas de la novia. De hecho, el sábado cumplía 30 años y los novios le cantaron en su mesa el cumpleaños feliz con una tarta en la que la it girl sopló las velas emocionada.
Invitados vip
Se quiso ensalzar a los invitados internacionales y reales cuando la realidad fue de un perfil bajo. El Pardo había cursado invitaciones a todas las jefaturas de Estado y casas reales. En plena dictadura no muchos estaban por la labor de apoyar una boda con un padrino que no aceptaba la democracia. Los príncipes de Mónaco, Cristina y Désirée de Suecia, Geraldine de Albania y los hijos del dictador Stroessner formaban parte de la representación extranjera. También asistió la viuda del Aga Khan, que tuvo que pedir auxilio a Carmen Franco. Su peluquero particular se había ido de tascas la noche anterior por el Madrid de los Austrias y no conseguían localizarlo. Muchos años después, Ernesto de Hannover vivió una situación parecida y Carolina de Mónaco tuvo que entrar sola en la catedral de la Almudena, donde se celebraba la boda del Príncipe de Asturias y la periodista Letizia Ortiz.
La novia, María del Carmen Martínez-Bordiú, hizo su entrada triunfal vestida por Balenciaga y del brazo del jefe del Estado, Franco, que lucía para la ocasión el uniforme más vistoso, y con los alabarderos del regimiento guardando los flancos, llegó al altar. A las siete menos cuarto del 8 de marzo de 1972, el cardenal arzobispo de Madrid, Vicente Enrique y Tarancón, los unía ante Dios y ante los hombres para toda la vida. La 'vida' duró seis años.
El 8 de marzo de 1972 se casaban en la capilla de El Pardo Carmen Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón Dampierre. El novio era nieto de Alfonso XIII, hijo del infante don Jaime, aspirante al trono de Francia y, aparentemente, también candidato al de España por su boda con la ‘nietísima’. Así se la llamaba a la novia por ser la preferida de su abuela Carmen Polo.
Las órdenes de la Señora
De aquellos momentos hay anécdotas que marcaban ese deseo que era aplaudido y coreado por la corte que rodeaba a la Señora, que era en realidad quien decidía los asuntos domésticos en El Pardo. Carmen Polo exigió a sus amigas que cuando se cruzaran con la nieta debían saludarla con una genuflexión, y al servicio le pidió que se dirigiera a ella como alteza. En este sentido hubo una polémica por parte de los monárquicos que apoyaban a don Juan Carlos al utilizar Alfonso de Borbón, que en aquel momento ejercía de embajador en Estocolmo, el título de príncipe y alteza real.
Por parte del marqués de Villaverde, hay múltiples anécdotas para marcar ese posible cambio de titularidad en la jefatura del Estado. En cierta ocasión, pidió en una recepción un whisky para el príncipe en presencia de don Juan Carlos y, al servírselo al hoy Rey emérito, el padre de Carmen regañó al camarero. “He dicho al príncipe”, comentó, y tomando el vaso se lo entregó a Alfonso de Borbón. A Carmen, aquella relación también le cambió radicalmente la vida: de tener que escaparse de casa para estar con sus amigos y mentir para pasar tiempo con algunos de los que fueron sus novios (Jaime Rivera, Fernando de Baviera) a no haber horario para salir con el 'embajador' Alfonso de Borbón.
Así lo contaba la propia Carmen a quien esto firma en sus memorias ‘Carmen Martínez-Bordiú. A mi manera' (Ediciones B): “Todo eran facilidades. Mi padre, de pronto, dejó de cuestionar mi vida, mis amigos y de amenazar con castigos tremendos como eran los internados. Todo cambió, y entraba y salía cuando quería sin dar explicaciones. No existía horario nocturno de a las diez en casa”.
Las fiestas, las cenas y los almuerzos organizados por Alfonso para festejar a su novia se sucedían: “¡Yo era la mujer más ilusionada y enamorada del mundo, aunque nos hubiéramos visto muy poco”.
50 años del enlace de Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón: una boda de conveniencia
El 8 de marzo de 1972 se casaban en la capilla de El Pardo Carmen Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón Dampierre. El novio era nieto de Alfonso XIII, hijo del infante don Jaime, aspirante al trono de Francia y, aparentemente, también candidato al de España por su boda con la ‘nietísima’. Así se la llamaba a la novia por ser la preferida de su abuela Carmen Polo.
En aquellos años y después, cuando llegó la anulación, el supuesto acuerdo entre el marqués de Villaverde, la abuela Polo y el propio duque fue uno de los puntos que se presentaron en el Tribunal de la Rota. En 1969 ya Franco había designado como sucesor a don Juan Carlos, primo del duque de Cádiz, pero el noviazgo de la bella Carmencita podía alterar la línea sucesoria. Según un artículo de la Ley de Sucesión, Franco se había otorgado el derecho de cambiar al heredero si tal medida le parecía conveniente.