El Encantador Enlace de Juan Gonzalo Ospina - Una Celebración de Amor y Compromiso

La otra gran boda del fin de semana: la de José Antonio Primo de Rivera y Cris Blázquez

Foto: José Antonio Primo de Rivera y Cris Blázquez. (Redes)

Este sábado, Sevilla se vestía de largo para asistir a la boda de Alejandra Ruiz Rato, primogénita de Espartaco y Patricia Rato, en su finca a las afueras de la capital hispalense. Un enlace esperado y organizado con mimo que durante las últimas semanas ha tenido que terminar de adaptarse a las restricciones que por fin finalizaban al día siguiente.

Protagonista indiscutible de la jornada, esta no fue la única boda con solera de la ciudad. A pocos kilómetros, José Antonio Primo de Rivera Cano y su novia, Cristina Blázquez, entonaban bien alto el ‘sí, quiero’ en la Real Parroquia de Santa María Magdalena, tal y como han confirmado a Vanitatis algunos invitados.

Una boda de mañana que también tuvo que adaptarse a las restricciones derivadas de la pandemia, que no impidieron, sin embargo, que los novios se rodeasen de las personas más importantes de su vida en su gran día. Unas 70 personas entre las que se encontraban las conocidas influencers María Fernández-Rubíes y Lucía Bárcena, que, vestidas las dos por su amigo Jorge Redondo (Redondo Brand), se convirtieron en dos fabulosas reporteras del enlace.

Marco Juncadella Hohenlohe, novio de Lucía Bárcena, es íntimo amigo de José Antonio, mientras que María Fernández-Rubíes es una de las mejores amigas de la novia. De hecho, el sábado cumplía 30 años y los novios le cantaron en su mesa el cumpleaños feliz con una tarta en la que la it girl sopló las velas emocionada.

La defensa de Sancho

"Mientras Edwin estaba vivo, no usé el cuchillo". Fue el 16 de agosto, desde la cárcel de Koh Samui, en Tailandia. Y es la última declaración que ha prestado Daniel Sancho, encarcelado allí por el crimen de Edwin Arrieta. En ese testimonio, que consta en el sumario, tal y como adelantó en exclusiva CASO ABIERTO, canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, Sancho matiza y corrige su versión de lo ocurrido con el hombre con el que mantenía una relación sexual.

En ella, Sancho afirma que actuó solo y que esta versión, si contradice sus declaraciones anteriores, prestadas ante la policía tailandesa los días 6 y 7 de agosto, es la que debe prevalecer como suya.

Daniel Sancho explica a la policía de Tailandia cómo asesinó a Edwin Arrieta. /

Admite el desmembramiento, pero insiste en la pelea previa entre los dos y niega haber premeditado el crimen. “Comencé usando la sierra para cortarle la muñeca izquierda. Luego lo metí en la bolsa de basura. Después corté el brazo y el cuello. Usé el cuchillo para cortar la carne y usé la sierra para cortar los huesos que estaban duros” Desde la prisión matiza que no recuerda en cuántas partes desmembró el cadáver. "Probablemente entre 17 y 20 partes, (que metió luego) en unas ocho o nueve bolsas (de basura), pero no recuerdo qué órganos contenía cada bolsa”, afirma.

"El señor Sancho (en su confesión ante la policía tailandesa) estuvo asistido de interprete y abogado y en todo momento fue consciente de lo que se le estaba preguntando"

Sancho está acusado de asesinato premeditado, desmembramiento y ocultación del cadáver y sustracción de documentos de la víctima, delitos castigados hasta con pena de muerte en Tailandia. Su defensa insistirá en que fue un homicidio imprudente y que se han vulnerado sus derechos durante los primeros interrogatorios. "Respetamos la estrategia de la defensa", ha argumentado hoy Ospina. "Pero entendemos que no va a prosperar. El señor Sancho tuvo un interprete que le traducía todo lo que la policía le preguntaba. Estuvo asistido de un letrado que le acompañó todo el tiempo. Hasta donde yo he podido leer se ha respetado el derecho de defensa. La estrategia es legítima, les deseo lo mejor, pero el señor Sancho estuvo asistido de interprete y abogado y en todo momento fue consciente de lo que se le estaba preguntando", reitera el letrado.

50 años del enlace de Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón: una boda de conveniencia

Foto: La boda de Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú, en 1972. (Cordon Press)

El 8 de marzo de 1972 se casaban en la capilla de El Pardo Carmen Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón Dampierre. El novio era nieto de Alfonso XIII, hijo del infante don Jaime, aspirante al trono de Francia y, aparentemente, también candidato al de España por su boda con la ‘nietísima’. Así se la llamaba a la novia por ser la preferida de su abuela Carmen Polo.

En aquellos años y después, cuando llegó la anulación, el supuesto acuerdo entre el marqués de Villaverde, la abuela Polo y el propio duque fue uno de los puntos que se presentaron en el Tribunal de la Rota. En 1969 ya Franco había designado como sucesor a don Juan Carlos, primo del duque de Cádiz, pero el noviazgo de la bella Carmencita podía alterar la línea sucesoria. Según un artículo de la Ley de Sucesión, Franco se había otorgado el derecho de cambiar al heredero si tal medida le parecía conveniente.

De agradable a irresponsable

En aquellos días previos a la boda hubo unas declaraciones de Alfonso de Borbón asegurando que había encontrado al amor de su vida: “Me caso por amor. María del Carmen es la mujer con la que me gusta estar, conversar. Es vitalista, agradable, excepcional. Reúne todo lo que para mí debe tener una mujer para ser feliz con ella”. Cuando las tornas cambiaron y Carmen se fue a París para vivir con Jean-Marie Rossi, el duque y padre de sus dos hijos sustituyó estos adjetivos en el proceso de anulación por los de “insufrible, caprichosa, de vida alegre, inmadura para el matrimonio, maniática, frívola, irresponsable. Ha tenido que recibir una buena formación religiosa, eso no lo dudo, pero no se ha reflejado prácticamente en su vida”.

La boda de la nietísima formaba parte de una estrategia que no cambió el destino de España, pero sí la vida de Carmen, que se casaba recién cumplida la mayoría de edad, que en aquel momento era a los 21 años. Para muchos fue un enlace apañado e incluso así lo dejaba caer el propio hermano, José Cristóbal, tiempo después: “Fue una boda de conveniencia. Es posible que algún miembro de la familia lo viera como una manera de perpetuarse en el poder”.

Aunque las crónicas de la boda no hicieron mención de los líos de familia, los hubo y de órdago. Don Jaime, padre del novio, estaba divorciado de Emanuela Dampierre, madrina del enlace, y quiso que su segunda esposa, la cantante Carlota Tiedemann, fuera invitada. Oposición radical por parte de Alfonso de Borbón y de la propia Emanuela, que llegó a decir: “Si esa golfa se le ocurre aparecer, yo no voy”. Por la otra parte, Carmen Franco y el marqués de Villaverde hacía mucho tiempo que solo eran matrimonio de cara a la galería. Franco se refería a él como “ese señor que se ha casado con mi hija”.

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