Nerea Barros, protagonista de la esperada serie "La Novia Gitana": "Es el papel más difícil de mi carrera"
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"Elena tenía mucha profundidad. El dolor no le impide trabajar. Es al contrario, la distrae de su pérdida, pero ese uso lo acaba convirtiendo en una obsesión. ¿Por qué cuando no trabaja va al karaoke o bebe? Para ahogar el dolor, evacuarlo con agresividad. Lo mismo hace con el sexo, lo utiliza para no sentir, con un ápice de dolor para soltar lastre", explica.
A la parte emocional hay que sumarle la física que, a la hora de interpretar a una policía de élite, no se improvisa. Barros pasó tres meses trabajando junto a un especialista para calcar de forma natural los movimientos de un agente especial. Pese a la sensibilidad y empatía que demuestra la protagonista, la racionalidad que se impone aleja a Elena Blanco de Nerea Barros, como ella misma apunta. La gallega se reconoce profundamente emocional mientras que la inspectora literaria es "todo cabeza".
"No le queda otra --defiende--. Y casi mejor, porque cuando Elena entra en la emoción todo se desmorona, pero hasta el límite. Agárrate, que puede salir de ahí cualquier cosa. Yo tenía que contenerme muchísimo, no podía mover ni un músculo. Terminaba de grabar y tenía que moverme, bailar y abrazar a todo el mundo porque tenía una necesidad brutal de exteriorizar emociones", comenta.
Agitar conciencias desde la belleza
Aunque reconoce que fue complicado, también encontró algo bello durante la pandemia de Covid-19, cuando trabajó voluntariamente en una residencia de mayores en Madrid.
"En esa locura apocalíptica empecé a entrever como la naturaleza, con nada que le dábamos, buscaba su lugar. Y otra cosa bellísima que encontré fueron las personas mayores. Cuando entro a trabajar, enrabietada por lo que estaba pasando, me encuentro con un problema muy complejo con héroes y heroínas que se dejaban la piel", relata.
De esa experiencia agradece que los mayores le hayan transmitido una concepción de la vida como "un aquí y ahora; vivir cada segundo, que se acaba", desde "una locura muy cuerda, divertidísima".
"Por eso creo que debemos reflexionar sobre lo que ha pasado y cambiar esa idea de que viejo es algo que ya no vale por que una persona mayor es un sabio al que debemos venerar y recurrir para no perdernos. Asumir el legado de los que han luchado para que estemos aquí cómodos. Eso es algo que nos haría mejorar como sociedad".
A este respecto y sobre sí realmente va a cambiar algo en la sociedad tras lo ocurrido, lamenta que "tendamos rápidamente a agarrarnos a querer volver a una normalidad sin más".
"Cuando nos damos con una piedra tenemos que aprender o esa piedra nos volverá multiplicada por 10. Es difícil. Vemos cosas que nos dan miedo y no entendemos y además tenemos la vida que tenemos, pendientes de llegar a fin de mes y con una crisis tras otra. Pero dentro de tus posibilidades, cada aportación siempre es maravillosa. Que tengas tu propio criterio y entiendas y asumas las cosas que están pasando, tiene un efecto porque te vuelve crítico, te cambia y tiene un impacto en los que están a tu alrededor".