Interpretaciones religiosas
Además de aspectos culturales, la religión ha contribuido al significado del velo y cada doctrina aporta lo suyo. En un principio, el concepto del ajuar nupcial partía de una premisa general: el vestido es a la carne, lo que la tienda es a la familia. En donde el velo funge como dicha tienda y, a su vez, representa el techo del nuevo hogar y la protección divina sobre la nueva familia.
Símbolo de pureza: catolicismo
En la Iglesia católica, el velo originalmente expresaba el retiro de la vida exterior y resguardaba la virtud de la novia. El rostro velado se traducía en castidad y entrega total al esposo. El blanco enriqueció el significado de esta prenda y a partir del siglo XIX la reina Victoria de Inglaterra lo instauró junto al vestido de novia corte princesa de carácter barroco como estándar nupcial.
Santidad para la novia: judaísmo
De acuerdo a la religión judía, cuando las parejas se posan bajo la jupá (palio nupcial), sus almas se sublevan, sus diferencias trascienden y se convierten en uno. El estado de elevación se manifiesta con más fuerza en la novia. Su rostro emana una luz intensa que denota santidad y esta requiere privacidad. Por eso, se cubre con el velo.
El rostro se devela antes de comenzar la ceremonia como muestra de que la belleza espiritual se antepone a la apariencia física. Aunque el mensaje del acto también se remonta a la boda de Jacob y Lea.
Otras explicaciones del velo en las ceremonias judías cuentan que este elemento ha estado presente desde tiempos ancestrales: en algunas ceremonias, la tradición es que el novio cubra el rostro de la novia con el velo y lo descubra después de la ceremonia. Este ritual puede rastrearse a la reunión de Rebekah e Isaac y, según algunas personas, esta prenda simboliza obediencia y respeto.
Novias “robadas”: desde los pueblos bárbaros
En los pueblos bárbaros de Europa septentrional, el velo gritaba “¡novia robada!” y solo las mujeres que habían sido secuestradas lo usaban. En algunas comunidades de México, si el novio se roba a la novia debe seguir paso a paso el “baile del contento” y el novio debe regresar con la familia de la mujer para pedir perdón y acordar el compromiso.
En las culturas de Oriente, los matrimonios eran convenidos por las familias de los novios. Por esta razón, se lucía el velo de novia en la cara y el novio lo levantaba al término de la ceremonia para ver su rostro por primera vez. De esta forma, nadie se rechazaba y se velaba el cumplimiento del trato.
La tradición musulmana fue más estricta. Cada vez que la mujer salía de su casa, debía ocultar su cabeza y parte del rostro. Con el paso del tiempo, se hizo aún más rígida y solo se permitió que los ojos quedaran al descubierto. Los velos debían llevarse de por vida. Las mujeres solteras como señal de modestia y las casadas como indicio de sumisión a sus esposos.