Nulidad matrimonial, romances polémicos y la trágica muerte de su hijo
Carmen y Alfonso, muerto ya Franco, iniciaron los trámites de separación en 1979. Carmen había dejado a sus hijos en Madrid y se había instalado en París con un hombre 30 años mayor que ella: el anticuario Jean-Marie Rossi, al que había conocido en 1977, durante un crucero, en la ciudad italiana de Bari. Fue una gran pasión amorosa para Carmen.
Carmen Martínez Bordiú y Alfonso de Borbón con sus dos hijos, Francisco de Asís y Luis Alfonso.
En 1983, Carmen y Alfonso obtuvieron el divorcio, que confiaba la custodia de los dos hijos, Francisco de Asís y Luis Alfonso, a Alfonso de Borbón, algo que la sociedad española interpretó como un abandono de sus deberes como madre por parte de Carmen. La nulidad matrimonial llegó en diciembre de 1986. En la sentencia eclesial, se dice que Carmen era inmadura y caprichosa. La relación con Rossi duró dos décadas. Alfonso nunca aceptó aquella ruptura y pensó durante años que Carmen regresaría. Pero no fue así.
Luego llegó el gran golpe en la vida de Carmen: la muerte en un accidente de coche de su hijo mayor Francisco de Asís, de 11 años. Conducía su padre, a la vuelta de un viaje de ski, y se saltó un semáforo, chocando contra un camión. Su hermano Luis Alfonso sobrevivió. Ella misma ha declarado que no derramó ni una lágrima. «Cuando un dolor es tan fuerte se te secan las lágrimas», le contaba a Bertín Osborne hace unos años.
Tras varias relaciones, con los empresarios Roberto Federici, José Campos y Luis Miguel Rodriguez, Carmen ha rehecho de nuevo su vida su vida, a sus 72 años, en Portugal, junto a Tim Mackeague, un «coach australiano», de 35 años, alejada de la vida pública. Su tiempo lo distribuye entre las visitas a sus hijos, en Burdeos, donde vive Cynthia, y España, donde vive Luis Alfonso con su familia.
Todos admiraban a Cristóbal Balenciaga
Su fama llegó a Estados Unidos y Diana Vreeland cayó rendida a sus pies. Cristóbal Balenciaga se retiró el 22 de mayo de 1968, despreciando el auge del prêt-à-porter, y regresó a España. Tres años después, en 1972, murió. Tras su muerte comenzó a forjarse su leyenda, a nacer el mito: al poco de fallecer, su obra empezó a celebrarse desde otras perspectivas, dotándola de un significado especial, quizá más académico.
En 1973, el Metropolitan Museum de Nueva York le dedicó una exposición que ocupaba ocho salas, con modelos de 116 colecciones. Se llamó 'The world of Balenciaga' y fue la primera muestra que el MET dedicaba a un modista. Su impulsora fue Diana Vreeland, que debutó como comisaria con este gran homenaje al maestro.
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El mundo de Balenciaga: imágenes de la exposición en Madrid en 1974Relacionado
Se ignoraba todo sobre su vida íntima. Dada su condición de lo que acabó llamándose "gay" y la más tarde expresión "salir del armario", fue muy difícil saber quiénes fueron sus amantes. Posiblemente tuvo amores desde su juventud, que se desconocen como otros que pudiera sostener siendo ya algo conocido. Cítase, por ejemplo, el nombre de Jacques Doucet, que fue uno de sus primeros maestros de la Alta Costura antes de afincarse en París. Pero, con el tiempo, pudo saberse que dos grandes amores resultaron ser quienes de verdad llenaron su corazón. Ambos, por separados claro está, formaron parte de su entorno profesional, como dos colaboradores, también siendo modistas.
Poco después de aquel óbito Cristóbal Balenciaga tuvo un segundo y último amante, un paisano vasco de Lesaka, Ramón Esparza y Navarro, que alegró la vida, algo melancólica de aquel. Fue su mano derecha en el trabajo, especializado en la creación de sombreros Asimismo decoraba las estancias del maestro con su buen gusto. También muy atractivo. Durante veintiocho años convivieron bajo el mismo techo y al retirarse Balenciaga y cerrar sus cuatro tiendas, se fueron a vivir juntos a San Sebastián.
¿Por qué se retiró Balenciaga? Fue en 1968 con la llegada de la moda "prêt-à-porter". No la soportaba. Era el fin de la Alta Costura. La moda se democratizó entonces, por así decirlo.
Durante unas vacaciones en Jávea, Alicante, repentinamente, a causa de un ataque cardíaco, Cristóbal Balenciaga, que era ferviente católico, entregó su alma a Dios el 23 de marzo de 1972. Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de Guetaria, su patria chica, donde años más tarde se inauguró un Museo con su nombre, repleto de vestidos y objetos en su memoria. En cuanto a su legado, una empresa adquirió la propiedad de su nombre, comercializándose en la actualidad muchos productos que siguen recordando al genio de la moda.