Preysler, Ana Boyer y Tamara: su puesta a punto (en clave beauty) antes de la boda
Las semanas previas al enlace fueron un auténtico zafarrancho en casa de mamá Preysler. Reunidas bajo el mismo techo Tamara (que tuvo que confeccionarse su propio vestido), Isabel y los novios (que aunque tienen varias propiedades se han mudado a Villa Meona), los últimos preparativos se cerraron bajo su techo. Por tanto, no extraña que siguieran el ejemplo de la matriarca en algunos aspectos que pusieran algo de tranquilidad en el universo de nervios que debía vivirse en la impresionante mansión de 13 baños que la filipina tiene en Madrid.
La receta de su buena cara
Aunque este se ha convertido en el tratamiento favorito de la reina de corazones, lo cierto es que, tal y como explican desde la clínica, “se trata del ideal para los días previos a una boda, a una sesión de fotos o a un acontecimiento especial”. Muy versátil y eficaz, sus componentes reafirmantes y antiedad hacen que pueda aplicarse y adaptarse a todas las edades, mediante la combinación de productos, masajes y aparatología. Es tan útil para la novia de menos de 30 años como para su madre.
El tratamiento es largo pero muy completo. Tiene varias fases, desde la limpieza y exfoliación a través de una emulsión limpiadora de caviar a la mascarilla reafirmante. ¿Compartirían la carísima crema durante su estancia caribeña?
Las semanas previas al enlace fueron un auténtico zafarrancho en casa de mamá Preysler. Reunidas bajo el mismo techo Tamara (que tuvo que confeccionarse su propio vestido), Isabel y los novios (que aunque tienen varias propiedades se han mudado a Villa Meona), los últimos preparativos se cerraron bajo su techo. Por tanto, no extraña que siguieran el ejemplo de la matriarca en algunos aspectos que pusieran algo de tranquilidad en el universo de nervios que debía vivirse en la impresionante mansión de 13 baños que la filipina tiene en Madrid.
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Su vida privada también ocupó páginas informativas, pero de la prensa rosa. Tras su discreto matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo, con quien tuvo dos hijos, comenzó su noviazgo, que acabó en boda, con Isabel Preysler con quien tuvo una hija, Ana.
Boyer y Preysler protagonizaron una de las historias de amor más sorprendentes de la sociedad española y pocos apostaban por su duración. Ella era entonces la “socialité” más reclamada y él uno de los ministros más importantes del primer gobierno socialista de la democracia.
Los primeros rumores de una relación entre ellos empezaron a circular en 1982, tan solo dos años después de la boda de Isabel Preysler con Carlos Falcó. Él también estaba casado. Las primeras revelaciones aparecieron en la revista «Interviú». Se habían conocido, en la primavera de 1982, en una de las conocidas comidas que convocaba la periodista peruana Mona Jiménez, y a la que acudían políticos de todas las tendencias, empresarios y alguna «socialité». Isabel acudía por primera vez con su esposo, Miguel estaba allí con Arnedo.
La amistad entre ambas parejas les llevó incluso a compartir vacaciones y fines de semana en la finca del marqués de Griñón, en Malpica de Tajo, Toledo. Lo que sintieron el socialista y la socialité fue un flechazo. Boyer aún no era ministro cuando inició una relación adúltera con Isabel, también casada.
Beatriz Arrastia fue vital para la boda entre Isabel Preysler y Julio Iglesias tras haber engendrado a Chaveli antes de casarse
Julio Iglesias e Isabel Preysler en 1973.
Isabel Preysler dice adiós a uno de los pilares de su vida. Su madre, Beatriz Arrastia, desempeñó un papel muy importante en su vida y fue vital en su boda con Julio Iglesias, tras haberse quedado embarazada de Chábeli antes del matrimonio. A este enlace, que se celebró en Illescas en 1971, el padre de la socialité no asistió. Y es que, de convicciones cristianas, su familia no aceptó en un primer momento la relación con el cantante, aunque años más tarde se opondría al divorcio de la pareja.
Isabel Preysler se despedía este domingo de su madre, Beatriz Arrastia, en su domicilio de la madrileña urbanización de Puerta de Hierro. Un velatorio que se ha llevado a cabo en la más estricta intimidad y en el que la socialité ha estado acompañada por su pareja Mario Vargas Llosa, por dos de sus cinco hijos, Enrique Iglesias y Tamara Falcó, así como por algunos de sus amigos más cercanos.
También varios sacerdotes, entre ellos el Padre Ángel, gran amigo de la familia, se acercaron hasta a la mansión de la 'reina de corazones' para oficiar una ceremonia discreta con la que despedirse de Beatriz, la que fue para Isabel Preysler uno de sus grandes sus apoyos a lo largo de toda su vida.
El papel de Beatriz Arrastia en los matrimonios de Isabel Preysler
En este sentido, en su libro 'Isabel y Miguel. 50 años de historia de España', el director de Elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, ya recogía el importante papel que la matriarca de esta familia tuvo en la relación entre su hija y el cantante Julio Iglesias, y que detallamos a continuación.
María Jesús Llorente, la amante de Alfonso Guerra.
Las batallas de los guerristas con Boyer
Unos de los más conocidos enfrentamientos entre Alfonso Guerra y Miguel Boyer se produjo cuando Arfonso planteó la necesidad de centralizar la edición de todas las publicaciones oficiales del Gobierno e imprimirlas en el mismo taller en el que se materializaba el BOE (Boletín Oficial del Estado), de forma que todas las publicaciones pasaran a depender de la Presidencia del Gobierno y de esta forma, estar bajo su poder agregándose una nueva parcela. Pero tanto Boyer como Carlos Solchaga, entonces ministro de Industria, se opusieron con firmeza a lo que pretendía el sevillano y lo lograron.
También Guerra propuso que la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado dejara de ser competencia del Ministerio de Economía de Boyer y que pasaran a depender de Presidencia del Gobierno, de nuevo bajo su poder, poniendo como ejemplo la oficina de presupuestos de Estados Unidos que dependía directamente de la Casa Blanca. Esta singular propuesta de Guerra hizo que, por primera vez, Boyer planteara a su amigo Felipe su salida del Gobierno si se aprobaba la iniciativa. Felipe lo consideró y apoyó sin fisuras a su ministro de Hacienda paralizando las acciones de Guerra, partidario de una política económica diferente, más propensa al aumento del gasto público.