Wyoming confiesa el motivo por el que rechazó entrevistar a Luis Bárcenas: “Ni de coña”

Mónica Paredes
Asimismo, Carolina Iglesias ha asegurado que esta polémica le ha servido como aprendizaje. "Estoy en constante deconstrucción; en mis 29 años me he equivocado muchas veces y de cada error he sacado un aprendizaje. Aunque asusta, esa es la vida y también la profesión que he elegido". También ha invitado a sus seguidores a acompañarla en su proceso de construcción y aprendizaje.

“Otro aprendizaje es que nadie te enseña a gestionar una polémica, que no hay normas para enfrentarla y sentirla. El silencio no siempre comunica y mi silencio ha sido fruto del miedo al ver la magnitud de lo ocurrido, que me ha paralizado”, ha confesado la humorista gallega.
“Gracias a nuestro público que nos expuso su desacuerdo de una forma tan educada, es un orgullo teneros. Y de nuevo: lo siento. No he sabido gestionarlo mejor”, ha concluido su comunicado Carolina Iglesias.
"No se puede tocar fondo cuando ya estás en el fondo"
"El verano pasado estaba en 0 y antes del verano también. O menos. No se puede tocar fondo cuando ya estás en el fondo. Era todo un poco lo mismo. Porque no me daba tiempo a disfrutar las cosas. No he reflexionado mucho sobre todo lo que ha pasado el año pasado, pero fueron muchas cosas para las que yo no estaba preparada. No es queja. Era parte del trabajo pero ni Vicky ni yo estábamos preparadas. Esa exposición tan grande, viajar tanto. Fue todo muy bonito porque es increíble ir a un sitio en el que te están esperando, pero cuando te sientes insegura intentas quitarle importancia para poder vivirlo bien pero al quitarle importancia te haces de menos.
"Yo pensaba como habitual en morirme y pensaba que lo pensaba todo el mundo. Un día se lo comenté a Susy, como cómplice, y me dijo: yo no pienso en morirme. Igual deberías contárselo a tu psicóloga. Yo no se lo contaba porque pensaba que la gente lo pensaba de verdad. Me daba alivio. Y cuando me hice cargo, en octubre, ahí fue cuando hice cambio. Y empecé a vivir las cosas de otra manera".
"Me pasé el verano muy controlada, porque las ganas de morirse iban a otro nivel. En octubre volví a tener una recaída y le dije a mi psicóloga 'no puedo más. O me arreglas o tal'. Y ahí empecé con la medicación. Tampoco quiero decir que la medicación me salvó, porque no fue lo que me salvó; la medicación tarda un mes o así en hacer efecto. Pero el día que pedí ayuda fue el día que empezó mi cambio. Fue reconocer que tienes un problema, hacerte cargo y empezar a avanzar. Estoy contenta porque siento que no tengo tanta dependencia de las pastillas, porque mi bienestar empezó antes'.
