Así ha sido el vestido de novia de Tamara Falcó
Después de la polémica y desencuentro con las diseñadoras vascas Sophie et Voilà la firma Carolina Herrera tomó las riendas, para confeccionar el vestido de la novia, el secreto mejor guardado del fin de semana. Por fin se ha despejado la incógnita.
A su llegada a Madrid custodiando la prenda, el director creativo de la firma, Wes Gordon, ya adelantó que se trataba de una opción "muy tradicional pero muy moderna". Y así es, pues se trata de una pieza de una elegancia indiscutible, y de inspiración de princesa medieval (muy adecuada para el entorno donde se ha celebrado la boda, en la finca decimonónica del palacio de El Rincón), y que tiene ciertas similitudes con el que la reina Letizia lució en 2004 en su boda con el rey Felipe: un último trabajo de Pertegaz, con cuello de barco y mangas francesas, con bordados plateados.
La pieza de Gordon que ha lucido Tamara está compuesta por una silueta abrigo, que destaca por su manga larga y su cola en cascada, todo confeccionado en un crepé de seda de tono marfil que resalta los bordados y la pedrería de cristal de la parte delantera.
Una cascada con ‘rubor’ de volantes al bies
Como viene siendo habitual en los últimos años, la mayoría de las novias optan por lucir un segundo vestido en su gran día. La marquesa de Griñón también quiso seguir esta costumbre y se cambió de traje para poder disfrutar con total comodidad de la fiesta posterior a la ceremonia. En esta ocasión, Gordon diseñó para Tamara un vestido ligero, con estructura columna, en organza de seda color “rubor” y adornado con volantes en cascada cortados al bies.
¿Por qué todo el mundo iba con manga larga en la boda de Tamara Falcó?
Otro detalle que ha llamado la atención de los lectores de la revista es que gran parte de los invitados decidieron ponerse vestidos y trajes de manga larga. Una decisión que parece ajena a que era un enlace al aire libre, en julio y en Madrid, en donde se pueden fácilmente alcanzar temperaturas de más de 40 grados.
Sin embargo, es una cuestión de protocolo y elegancia. A pesar de que las normas de decoro resultan para muchos anticuadas, lugares como Wimbledon siguen refiriéndose a ellas para su código de vestimenta. Por lo tanto, los tirantes finos, brazos visibles o los hombros al aire resultan poco adecuados para un enlace de estas características. Sin embargo no es una norma insalvable porque Isabel Preysler llevaba un estilismo con escote bardot y la misma novia se puso de segundo traje un look con escote palabra de honor.