El diseñador de alta costura favorito de la Casa Real
De lo que no cabe duda es que la consolidada relación entre el diseñador Lorenzo Caprile y Letizia Ortiz. El modista de origen madrileño, aunque nacionalizado en Italia, es el encargado de los diseños de las celebraciones más importantes de nuestro país y, por supuesto, de aquellas relacionadas con la Casa Real, vistiendo también a las infantas Cristina y Elena, así como a Victoria Federica.
Sin duda, una de las piezas que jamás se podrá olvidar es el ya icónico vestido rojo que Letizia Ortiz llevó a la boda de Federico de Dinamarca con Mary Donaldson en el año 2004. Un vestido de seda, cola de tul, líneas rectas, cuerpo drapeado, escote bardot y mangas semitransparentes. Tampoco se puede olvidar aquel corpiño de seda valenciana estampado que Letizia llevó junto a una falda roja en la cena de gala previa a la boda de los daneses, también a cargo de Caprile.
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Por qué Letizia Ortiz ya no viste de Felipe Varela: las claves de una relación que se rompió cuando se convirtió en reina
Lorenzo Caprile, el diseñador del vestido, acaparó el interés de todos los medios internacionales, con su creación de crepé y tul de seda, con escote retro y mangas semitransparentes, que doña Letizia lució con un peinado de ondas al agua de Gloria Delgado, y llevó con una serena elegancia. La futura reina deslumbró y demostró que no le venía grande el papel.
Letizia Ortiz, con el famoso vestido rojo de Lorenzo Caprile en la boda de Mary Donaldson y Federico de Dinamarca.
Letizia Ortiz, con el famoso vestido rojo de Lorenzo Caprile en la boda de Mary Donaldson y Federico de Dinamarca.
Sin embargo, el encargo no había procedido de la propia doña Letizia, sino de la Casa Real, según revelaba el modisto en una entrevista en 2020. Parece que fue una sugerencia de la infanta Cristina, a la que unía una gran amistad con Caprile, que le diseñó su traje de novia. Esos primeros vestidos de la futura princesa, junto con zapatos, abanicos y bolsos, formaban parte de un ajuar de varios conjuntos, todos ellos elaborados con tejidos españoles.
Letizia Ortiz, con look de Lorenzo Caprile en la cena de gala previa a la boda de Federico de Dinamarca.
Letizia Ortiz, con look de Lorenzo Caprile en la cena de gala previa a la boda de Federico de Dinamarca.
Fue así como Lorenzo Caprile se convirtió en el primer modisto de cabecera de doña Letizia, el que le iba a hacer sus grandes vestidos de gala. Suyos fueron también el vestido con corpiño brocado de seda, que lució la reina en la cena de gala previa a la boda danesa y el diseño gris perla de seda que lució en la cena de gala previa a su boda, y que el modisto rehízo en varias ocasiones, para otras cenas de gala, cambiando el escote.
Boda de Felipe y Letizia
1. Lluvia
El día de la boda de Felipe y Letizia hubo otra protagonista además de la pareja: la lluvia. El tiempo no entiende de privilegios y ese día la lluvia fue otra de las protagonistas de la jornada.
Y no fueron cuatro gotas las que cayeron, ese día llovió con fuerza. Y si no que se lo digan a los miembros de la Guardia Real. La lluvia condicionó, cómo no, el enlace y la celebración. Todos esperábamos ese paseo posterior al “sí, quiero” y que finalmente se vio deslucido por el agua. Hacía más de 20 años que no llovía un 22 de mayo en Madrid y, ese mismo día, tan solo en una hora, ente las 11 y las 12, cayeron 5’5 litros por metro cuadrado. La lluvia es una de las cosas a las que más miedo tienen las parejas el día de su boda y, al igual que los Reyes, debéis estar preparados para cualquier cosa.
Hacía más de 20 años que no llovía ese día en la capital, pero también hacía casi un siglo que no tenía lugar una boda real en Madrid. La última fue la de los abuelos del Príncipe, los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, el 31 de mayo de 1906. ¿Sería por eso por lo que nadie quería perderse la boda de Felipe y Letizia?
3. El vestido fue un casi regalo
Las que conocéis un poco el mercado de los vestidos de novia, os daréis cuenta de que este vestido fue casi un regalo. Manuel Pertegaz, su diseñador, tan solo cobró a la Casa Real 6.000 euros. Un vestido realizado en seda natural, con bordados de hilo de plata fina y con cuatro metros y medio de cola.