Romper con la tradición
Y, aunque el vestido nupcial fue el detalle que más expectación causó, el baile de los novios no se quedó atrás. En tiempo récord, Íñigo y Tamara tuvieron que ensayar este momento tan especial de la mano de la coreógrafa Lola González.
Dejando a un lado el tradicional vals, los ya marqueses de Griñón sorprendieron con un estilo más moderno y unas dotes en la pista desconocidas hasta la fecha al ritmo de Love, una canción de Nat King Cole que mezcla el jazz y el swing.
Los vestidos de las invitadas
Tamara Falcó confesó en la presentación de su última colección de TFP, la marca de Tamara Falcó para Cortefiel, que le encantaría que sus amigas e invitadas fueran vestidas con sus diseños a su boda. A la espera de saber cuántas de ellas se sumarán a este deseo de la novia, lo que sí parece claro es que su hermana, Ana Boyer, no ha dudado en aceptar la petición.
Ambas están muy unidas y seguro que Tamara ya diseñó alguno de los vestidos pensando en ella.
Como una princesa
El marqués de Griñón estuvo presente durante toda la celebración de la boda de su hija, que no lo olvidó en ningún momento. Durante la Misa, al pie del altar, Tamara alzó su mirada al cielo en un gesto dedicado a su padre
Isabel Preysler, que llevaba un vestido con los hombros al descubierto y estampado con peonías, una de las flores favoritas de la novia, y sus nietos Miguel y Mateo fueron los otros grandes protagonistas del día