La otra ruptura de Mario Vargas Llosa: cómo era su relación especial con Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler
Un elemento que añade dramatismo e interés a la posible narrativa que la pareja Falcó Preysler juege en Netflix puede ser las reticencias familiares, unas dudas 'rumoreadas' en las tertulias que, sin embargo, no se han convertido en declaraciones por parte de Isabel Preysler, Ana Boyer o Julio José Iglesias. Xandra Falcó sí ha dado un paso adelante en apoyo de la historia de amor entre Tamara e Íñigo: «Estoy encantada», ha dicho.
Sea como fuere, Tamara Falcó puede presumir de haber contestado sí dos veces al mismo novio, aunque la boda y su planificación siga siendo una. Hasta el anillo se ha duplicado milagrosamente: además del polémico diseño abierto que la marquesa de Falcó dejó atrás al conocer las infidelidades de Onieva, ahora posee otro, también diseñado por la firma italiana Repossi. Pronto veremos si es una versión mejorada del primero o un nuevo diseño.
El escultórico moño de la boda
Nada nos hacía imaginar que el peinado elegido por Tamara Falcó para el día de su boda sería un moño de inspiración retro, con mucho volumen, cuerpo y, probablemente, extensiones para lograr tal envergadura. La tiara que coronaba su cabeza condicionó, sin lugar a dudas, la elección del moño.
"El peinado escogido para la ceremonia es un recogido bajo de corte clásico y con raya en el centro. Está decorado con una tiara de diamantes que se integra perfectamente en la melena gracias a los dos mechones laterales que se cruzan por detrás. El acabado es muy pulido, sobrio y minimalista, dando protagonismo absoluto al vestido y los accesorios", precisa Mª José Llata.
El estilista Eduardo Sánchez nos ha ofrecido una completa descripción del peinado de novia de Tamara Falcó: "Es un auténtico 'moño de marquesa'. El complemento perfecto para el look aristocrático que buscaba. Es un estilo ultraclásico, enfocado a su título. Se nota que ha pretendido resaltar el look de princesa dándole protagonismo a la tiara familiar de brillantes. Tras el brushing se procede a cardar ligeramente la zona alta, justo donde irá apoyada la tiara, que se coloca un poco adelante de la coronilla, a modo de diadema. Es una forma clásica e idónea para sujetarla y que ella esté cómoda al moverse. Se trata de un moño bien trabajado, muy clásico, elegante y sofisticado pero no excesivamente recargado, muy de alta costura. Tanto el peinado como el maquillaje supernatural acompañan muy bien el estilo del vestido, la tiara y el velo. También evoca un romanticismo atemporal que no pasa de moda".
El señaladísimo 8 de julio, todos los ojos estaban centrados no en la boda en sí de Tamara Falcó, sino en su vestido. Las idas y venidas con diseñadores, el capítulo de las joyas robadas y vestidos escoltados habían caldeado el ambiente. Sin embargo, una vez vimos las primeras imágenes de la novia con un diseño bordado de Wes Gordon para Carolina Herrera, las dudas se despejaron y tocó analizar el resto del look, es decir, la parte beauty.
Por qué la boda de Tamara e Íñigo es un evento de reposición de marca para la pareja
Ahora mismo, Tamara Falcó se enfrenta a múltiples frentes abiertos. No solo una apretada agenda con su 'wedding planner', que habrá de organizar en menos de seis meses lo que habitualmente lleva un año. Además, la apurada novia habrá de decidir hasta qué punto va a monetizar la boda que desea para toda la vida junto a Íñigo Onieva. En la familia Preysler se sobreentiende la exclusiva con su revista de cabecera, pero la marquesa de Griñón puede aspirar a más.
Por un lado, está obviamente ese acuerdo con Netflix que obtendría la exclusiva sobre la preparación del gran evento. A la complicación de renegociar al alza la participación de Tamara e Íñigo, muy revalorizada tras la increíble atención mediática que suscitó su ruptura, se añadiría el encaje de la citada exclusiva, en la que la marquesa de Griñón tendría que desvelar lo más importante: vestido, escenografía, invitados. ¿Se estrenará su docureality antes de la celebración de la boda, relatando los preparativos?
Solventada la gran cuestión sobre la monetización de la boda entre Tamara e Íñigo, una no menor, pues la revista de cabecera de la familia Preysler previsiblemente levantará acta de luna de miel, inauguración de su nueva casa, embarazo y bautizo, queda todo lo demás. El equipo de management y comunicación de la marquesa de Griñón obviamente querrá convertir este gran evento social en una oportunidad para reforzar el negocio de su marca. Una marca, Tamara Falcó, que está en plena expansión.
El escenario de la inminente boda entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva será el palacio situado en Aldea del Fresno, a menos de una hora de Madrid, que la hija de Isabel Preysler heredó de su padre. Se trata de una imponente fortaleza ajardinada del siglo XIX en la que ya se casaron Julio José Iglesias y Charise Verhaert, se alquila para rodajes (ahora mismo lo tiene ocupado TVE) y donde la marquesa de Griñón ha organizado algún que otro evento.
La coleta de la preboda vs. la coleta de la posboda
Para la noche antes de la boda, en la que se reunieron varios amigos de la pareja, la marquesa versionó su célebre coleta en un recogido con todo el cabello atrás, sin efecto tensor y dejando que algunos mechones se fueran liberando de la goma de pelo. El resultado era un peinado muy cómodo, fresco para una calurosa noche de verano, pero, sobre todo, muy informal, acorde con la temática de la preboda. "Para la preboda, Tamara escogió una coleta baja, peinada hacia atrás y con una textura ondulada. El acabado era muy informal, con algunos pelitos sueltos para añadir naturalidad", describe Mª José Llata, directora de la peluquería Llata Carrera.
"Le han hecho una coleta baja informal, ligeramente ondulada y deshecha, a la altura de la oreja. Es un look bastante informal y apropiado para una fiesta de este tipo, está muy guapa, se ha pretendido darle un aire más aniñada y juvenil", coincidía el estilista Eduardo Sánchez, director creativo de Maison Eduardo Sánchez.
Cambiando radicalmente la ejecución, tras la ceremonia, cuando Tamara sorprendió a sus invitados con otro vestido de Wes Gordon -en esta ocasión un romántico diseño en rosa empolvado-, la coleta en la que recogió su cabello era muy diferente a la de la preboda. El estilista describía este otro peinado como "una coleta baja (más elaborada que en la preboda) que deja la cara despejada para lucir bien los pendientes, con más movimiento y gesto que la de la preboda".
"Para el cambio de vestido, Tamara optó por un look más fresco y juvenil, con una coleta baja, pulida en la parte superior y con ondas soft en la propia coleta. Además, dejó sueltos los mechones frontales a modo de flequillo largo, que enmarcaban y realzaban sus facciones", apunta Mª José Llata.